martes, 31 de marzo de 2015

Sencillo



¿Qué ocurre cuando las encuestas y sondeos dicen que el independentismo se enfría, cuando no retrocede, en Cataluña? Lo democrático sería aplazar nuevos intentos soberanistas y proseguir con la labor adoctrinadora de las bondades de la propuesta.

Pues, no. Artur Mas ha decidido seguir con su hoja de ruta y obviar tamaña insignificacia. Los catalanes no votarán por la independencia. Solo al final del proceso, fijado ahora en dieciocho meses, los ciudadanos podrán expresarse. Para entonces, confía en que las masas, puestas en la tesitura adecuada, ratificarán su planteamiento, aunque no lo hagan ni la mayoría de los que detentan el derecho al voto.

¿Porque desde cuando la democracia ha sido algo relevante para una ideología, la nacionalista, que desconfía de las disidencias? Nunca. Es muy sencillo.

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