lunes, 31 de octubre de 2016

Construir iberoamérica

La XXV Cumbre Iberoamericana, celebrada estos días en Cartagena de Indias, ha vuelto a mostrar la relevancia de ese instrumento de debate y participación de unos estados que comparten una cultura común. Desde que estos países se dotaron en 1999 de una infraestructura compartida, primero a través de la Secretaría de Cooperación Iberoamericana y luego con la actual Secretaría General Iberoamericana, los resultados tangibles de tal colaboración han pasado al terreno de la evidencia, máxime si se compara con los primeros años, desde 1991, de la existencia de las cumbres.

Ello debería motivar una reflexión, que incide en el hecho de que nada es gratuito, a la vez que desterrar ese pensamiento que considera Iberoamérica un mero pasado. Al revés, la tarea es construirla en el futuro. Y para ello hay que dedicar esfuerzos y potenciar los instrumentos comunes, dedicando recursos con la confianza de que rendirán beneficios. Una muestra de ello ha sido la firma en ésta última cumbre del Pacto de la Juventud, cuyos destinatarios son los 160 millones de jóvenes existentes en Iberoamérica, el 34 por ciento de la población total. Entre sus objetivos concretos, el acuerdo aspira a reducir la tasa de embarazos no deseados y a mejorar el acceso laboral de los jóvenes, promoviendo el empleo digno.

Son realidades concretas que beneficiarán a un relevante sector de la población que debe hacer frente a unos retos propios a ambos lados del Atlántico. Hechos que los periodistas denunciamos en nuestras crónicas, pero que no destacamos en la medida necesaria cuando se plantean iniciativas como la referida. 

La información transmitida de la cumbre celebrada en Colombia apenas ha mencionado cuestiones como la citada. Sin duda que otros relevantes temas las eclipsan. Pero el necesario apoyo mostrado al proceso de paz colombiano y al diálogo democrático en Venezuela no nos deben impedir resaltar también los jalones que construyen en realidad el mundo conjunto iberoamericano.

viernes, 28 de octubre de 2016

La viga y la paja

La manifestación prevista para el sábado ante el Congreso supone una descalificación de la democracia existente. Implica negar la representatividad de los elegidos en los comicios. Y ahí radica la gravedad de la iniciativa, ya que no se trata de una mera acción para presionar desde determinadas posiciones políticas, algo lícito desde el punto de vista de la libertad de expresión, garantizada en la Constitución. No. Descubre una intención por parte de sus organizadores de deslegitimar unos resultados democráticos, con el objetivo de burlarlos e imponer unos postulados minoritarios.

Sus organizadores son miembros de Izquierda Castellana, un grupo exiguo que practica una de las mayores perversiones de la contemporaneidad: pretender ensamblar la izquierda con el nacionalismo, algunas de cuyas infames puestas en práctica ha padecido ya este país. Sus militantes predican desde su ignorancia que no existe democracia en España.

No estaría de más que los ciudadanos que se plantean acudir a dicha manifestación fueran conscientes de ello. También quienes votan a Izquierda Unida, que apoya la concentración, y a Podemos, que simpatiza con ella. Al menos, descubrirían que en cuanto a manipulación es más la viga que la paja, la que ciega sus ojos.

jueves, 27 de octubre de 2016

Mucho y malo

Las dudas que ayer sembró Pedro Sánchez, tras su regreso, veinticinco días después de su derrota, dan una imagen nítida de la grave situación por la que atraviesa el PSOE. No en balde que un ex secretario general no respalde el resultado democrático del máximo órgano del partido entre congresos dice mucho y malo sobre el punto al que ha llegado el partido socialista.

miércoles, 26 de octubre de 2016

Estado fallido

Más de trescientos kosovares se han sumado a la Yihad, tras ser reclutados por el Daesh para la guerra en Siria y en Iraq. Algo menos de la mitad han retornado ya a Europa, con los consiguientes problemas de readaptación y el peligro consustancial que suponen. Son cifras relevantes si atendemos al pequeño número de población existente en este país: un millón ochocientas mil personas.

Kosovo como Estado es una reciente creación, basada en criterios étnicos tras las devastadoras guerras que disgregaron Yugoslavia. Sus pobladores son en su inmensa mayoría ilirios, como la vecina Albania, frente a los eslavos de Serbia, país del que se desgajaron tras un referéndum ad hoc. En aquel plebiscito, lógicamente venció la opción secesionista entre la población albanesa, siendo no secundada entre la minoría serbia. Kosovo es un pequeño país sin salida al mar y enormemente atrasado desde el punto de vista industrial. A ello se une una influencia social enorme del peso de la religión. Musulmana en concreto. 

Con esos mimbres, Estados Unidos se empeñó en que Kosovo fuera independiente. Alemania y Francia se plegaron a los designios de Washington. Un nuevo estado fallido, en el corazón de Europa, cuyas deficiencias pagamos todos.

martes, 25 de octubre de 2016

Penalizar el populismo

Sería una buena noticia que los anunciados malos resultados de Donald Trump se concretasen y llevasen al Partido Republicano a su debacle en la Cámara de Representantes y en el Senado de Estados Unidos. Sería una maravillosa forma de penalizar las estrategias populistas, que el resto del mundo agradeceríamos.

lunes, 24 de octubre de 2016

Obvio

El PSOE ha necesitado diez meses para hacer lo que era obvio desde la noche del 20-D, cuando perdió las elecciones frente al PP. Se hubiera ahorrado un tremendo via crucis y los ciudadanos hubieran comprobado las ventajas del sistema parlamentario, con una oposición fuerte ante un gobierno minoritario y plegado a sus condiciones.

A estas alturas podrían ya estar derogadas las leyes Wert y Mordaza, modificada en sus aspectos más duros la reforma laboral e iniciado el debate en sede parlamentaria de la reforma constitucional. Y todo ello no ha sido posible por un cúmulo de circunstancias, que el PSOE debería analizar en clave autocrítica si pretende vover a ser la alternativa de izquierdas en España. 

Primero: replantearse la elección de su secretario general en primarias entre los afiliados, recuperando tal potestad el congreso del partido como ha sido tradicional en una formación federalista y con fuerte presencia territorial en sus órganos internos. De hecho, ha sido el primer líder elegido bajo ese innovador sistema, Pedro Sánchez, el que ha llevado a romper la cohesión del PSOE. Sánchez, ungido por las bases, se sintió lo suficientemente fuerte como para ignorar a las poderosas federaciones territoriales, provocando el mayor efecto disgregador vivido en el partido desde la vuelta de la democracia a España hace cuarenta años. Por tanto, la vuelta a la fórmula de los congresos con plenos poderes, entre ellos la elección de su secretario general, se hace necesaria, ya que evitará por un lado el presidencialismo de quien se sabe investido por sus bases y no por los consensos alcanzados entre las diferentes sensibilidades, también las territoriales. No está de más recordar, al respecto, que los partidos de izquierda eligen un mero secretario de una ejecutiva, no a un presidente del partido, como hacen los de derechas. Y por otro lado, sería un síntoma saludable que el PSOE dejara sus complejos frente a Podemos, formación que tiene a gala desarrollar la denominada democracia directa, entre cuyas aplicaciones se encuentra la de las primarias, que hoy por hoy no garantizan una mayor salud participativa y presentan tremendos recuerdos de la época cuando Europa se abrazó a la moda de los caudillismo y de los plebiscitos de infausta memoria.

Segundo: sería muy positivo que los barones territoriales actuaran con más lealtad que la mostrada con Pedro Sánchez, unificando el discurso que ofrecen en los órganos del partido con el que siembran en filtraciones interesadas. Es lo mínimo que se debe exigir: que digan lo mismo a la cara, que a la espalda, de su secretario general. Hasta el Comité Federal de este domingo no ha habido un dirigente que haya expresado en el máximo órgano socialista entre congresos que estaba a favor de otra opción que la negativa a investir a Rajoy. Nadie dijo en las múltiples reuniones de ese órgano desde el 20-D que había que abstenerse, hasta este domingo, cuando de repente 139 apoyaron esa tesis frente a los 96 que mantuvieron su oposición. 

Tercero: el PSOE debe dejar de depender tanto de los medios de comunicación afines, que primero jalearon a Sánchez para iniciar una ridícula aventura con Podemos y los soberanistas, y después, tras el nuevo fracaso del 26-J, le dejaron a los pies de los caballos, una vez descubierto que el rey estaba desnudo.

Cuarto: los socialistas deben evitar obsesionarse con Podemos como han hecho en estos diez meses, condicionando lamentablemente su estrategia a la formación de Pablo Iglesias. El PSOE debe apostar por hacer una oposición de izquierdas luchando contra las evidentes desigualdades de oportunidades existentes en nuestra sociedad, de defensa del Estado de Derecho y de la democracia representativa. No en balde, esas tres causas suscitan el apoyo de la mayoría de los ciudadanos.

viernes, 21 de octubre de 2016

La democracia directa

La alcaldesa de Madrid se ha mostrado convencida de que vivimos el fin de la democracia representativa y que por ello asistimos a la crisis de los partidos políticos. Manuela Carmena se muestra así partidaria de lo que denomina el empoderamiento de los individuos,circunstancia que exigiría la democracia directa. En esa democracia el instrumento esencial sería el de los referendos. Todas las decisiones las tomaría toda la sociedad, compuesta ahora sí de individuos con más poder. 

El planteamiento, sin duda, es sugerente y muy atractivo. Pero presente varias fallas, relativas al menos a las dimensiones de la futura sociedad y a la capacidad formativa de esos individuos empoderados. Ésta última implica que esos ciudadanos tengan una sólida formación intelectual para hacer frente a una sociedad en la que prima la división y especialización del trabajo, lo que supone un reto de primer orden. Imaginemos a esos individuos empoderados decidiendo, por ejemplo, sobre cuestiones relativas a la física cuántica, lo que nos mostrará la gravedad del problema.

Y la primera, aquella que incide en la extensión de esas sociedades, nos recuerda que los precedentes de la democracia directa nos retrotraen a la Grecia clásica y las ciudades-estados, donde además el nivel de complejidad de los conocimientos era mucho más simple. En el mundo actual y futuro la globalización convierte las dimensiones reducidas en una entelequia. Nos encontramos, pues, ante otra dificultad difícilmente superable.

Trabas que no debemos obviar, máxime si pretendemos una democracia directa sin las instituciones intermedias, los partidos, que dejarán a los individuos empoderados, pero sin la necesaria formación, al albur del seguimiento de aquellos que maniobren para proponer referendos con propuestas atractivas en estrechos marcos territoriales. La utopía puede así convertirse en distopía. La misma que se vivió en la Europa del período de entreguerras. De infausto recuerdo.

jueves, 20 de octubre de 2016

El síntoma Podemos

Lo vivido ayer en la Universidad Autónoma de Madrid reviste una gravedad fuera de toda duda. Pero no por las personalidades afectadas, sobre las que algunos medios han puesto el acento. Tampoco por las acusaciones a Podemos de estar supuestamente detrás de la protesta. Ninguna de estas dos circunstancia es relevante.

En cambio sí lo es el hecho de que una parte de la nueva generación no ha sido educada en los valores democráticos. Y lo que es además muy hiriente: esa carencia es responsabilidad precisamente de la primera generación que ha vivido en democracia tras el franquismo. Es decir, no hemos sido capaces, pese a haber vivido la sordidez franquista, de alentar en parte de los jóvenes de hoy los principios fundamentales del Estado de Derecho, el único que puede garantizar una convivencia respetuosa entre los seres humanos.

Ese es el tremendo problema al que nos enfrentamos. Podemos no es, pues, la causa. Es sólo un síntoma más.

miércoles, 19 de octubre de 2016

Las fracturas de las naciones

La exposición "Franco, Victória, República, Impunitat / Espai urbà" que se celebra en el centro cultural del Born de Barcelona está levantando controversias que no están muy justificadas ocho décadas después de sucedidos los hechos. Sin duda que es un claro ejemplo de los problemas que aquejan a este país, incapaz de dotarse de un relato histórico no discutible sobre un pasado que sigue levantando pasiones y resentimientos. Lo vivido en Barcelona con peleas, insultos, trompicones y deterioro de las obras expuestas es una muestra de la gravedad del problema.  

Y tales circunstancias nacen de dos hechos a mi entender incontestables, aunque son igualmente impugnados por sus respectivos enemigos ideológicos: el Estado-nación español presenta unas fracturas, pero también la nación catalana. Ninguno de los dos ha alcanzado una plenitud que concite una unanimidad generalizable. Es decir, no todos aquellos que hoy en día poseen el documento nacional de identidad español consideran que formen parte de la nación española y no todos aquellos que además residen en Cataluña se consideran integrantes de la nación catalana.

Poner en duda tal evidencia hoy en día es poco sensato. Al igual que negar que tal hecho muestra, una continuidad que hunde sus orígenes a finales del siglo XIX. Es decir, tiene por detrás una historia que solo las anteojeras ideológicas de los respectivos nacionalismos impiden reconocer. La labor historiográfica a desarrollar pasa, pues, por construir un relato que tenga en cuenta ambas circunstancias y que otorgue a la memoria histórica su verdadera dimensión, hoy en día supervalorada, porque se trata de un instrumento útil para la investigación histórica, pero que no respeta la objetividad necesaria en la Historia.

Así, ganaremos todos y dejaremos de ver espectáculos tan lamentables como los vistos estos días.

martes, 18 de octubre de 2016

El bien y el mal

La polémica en la que se ha visto inmerso Sting, referida a un caso de explotación de trabajadores inmigrantes, permite situar el debate secular sobre el bien y el mal en una perspectiva si no inédita, sí novedosa en cuanto a algunas de sus circunstancias. Los hechos son conocidos: una red mafiosa explotaba a migrantes que trabajanba en bodegas, entre ellas Il Palagio, propiedad del cantante.

Sting desconocía esos extremos, lo que ha sido ratificado por el fiscal que investiga el caso. El cantante se ha mostrado muy afectado por lo sucedido y ha recordado que en su próximo disco hay una canción de apoyo a los refugiados.

No hay por qué desconfiar de la sinceridad de Sting y coincidir con él en que no hubo por su parte una intención de hacer el mal. Pero tal asunción no le exime del hecho de que en definitiva ha propiciado el mal, en la medida en que unos trabajadores han visto vulnerados sus derechos en un marco laborar que le implica.

Incluso, se debe presuponer que, más allá del interés crematístico, la intención de Sting cuando hace 25 años compró la bodega era hacer un buen vino, lo que indudablemente debe ser considerado como un bien. De hecho, uno de sus caldos ha sido incluido en una prestigiosa lista de los cien mejores vinos italianos.

En consecuencia, nos encontramos con que una buena intención termina ocasionando un mal. Pero, ésto es algo que ocurre en infinidad de ocasiones cada día y que, no es privativo de Sting, sino de lo que participa toda la Humanidad. Todos incurrimos en ello, a sabiendas o por desconocimiento. El problema no es ese por tanto. No. ¿No estará, entonces, en el hecho de no aceptar que el bien también pueda crear el mal?

lunes, 17 de octubre de 2016

Sortu sigue sin aprender lo que es la democracia

La reacción de Sortu ante la paliza recibida por dos miembros de la Guardia Civil y sus respectivas parejas a manos de varias decenas de nacionalistas radicales muestra las limitaciones del devenir democrático de los herederos de Herri Batasuna. La formación abertzale se ha negado a condenar sin paliativos los hechos y ha argumentado que es la presencia de la Guardia Civil en los pueblos navarros lo que altera la normalidad de los vecinos.

Tamaña reacción muestra que el antiguo brazo político de ETA sigue sin interiorizar que han sido derrotados y lo que es peor, que no han aprendido lo que es esencial en democracia: el respeto a los diferentes.

viernes, 14 de octubre de 2016

Rendición

La policía francesa ha enviado un mensaje claro a ETA con la incautación de su último arsenal y descubrimiento del zulo donde lo escondía: la banda debe asumir su completa derrota. El abandono de la violencia hace cinco años se debió a que fue vencida sin contemplaciones. No caben escenificaciones de ningún tipo. La rendición sin contrapartidas.

jueves, 13 de octubre de 2016

La Hispanidad y España

El concepto de Hispanidad ofrece muchas posibilidades, pero para los nacidos a éste lado del Atlántico dispone de una acepción que a muchos les resultará extraña y que reivindica con tesón la otra orilla: aquella que valora la excelencia de la Hispanidad sobre la Españolidad.

Pero, tal preeminencia, no la exime de concitar críticas, también a ambos lados del mar. Nacen fundamentalmente del carácter violento de la fusión de ambos mundos. Circunstancia innegable, pero que no se aparta de lo común y usual en la Humanidad. Por ello, resultan ingenuos los planteamientos maximalistas, que siempre por estas fechas se recrudecen y del que hemos tenido la última expresión éstos días pasados con la polémica de la estatua de Cristóbal Colón en Barcelona.

Más interesante y menos hartazgo suscitará proseguir con la idea apuntada al principio de que la Españolidad supone una merma de la Hispanidad. Y para ello conviene acudir a la Historia, al momento del inicio de la Edad Contemporánea, cuando la Monarquía Hispánica se truncó. 

Aquella monarquía, cuya máxima expresión fue precisamente la Hispanidad, dio lugar a una veintena de Estados en América, en donde prosiguió vivo aquel concepto, hasta llegar al tiempo presente. De aquella fragmentación, en aquella orilla del océano, surgieron, como es sabido, una pluralidad de Estados-nación que, salvo detalles puntuales, han reivindicado su tronco común. En cambio, a este lado del Atlántico se acusó en demasía el carácter traumático de las emancipaciones. Hasta el punto que el Estado-nación español, nacido a la par que México, Venezuela, Colombia y los demás Estados de aquel hemisferio, dejó de mirar a América con la atención exigible. Por decirlo de una manera burda, no solo se independizaron de la Monarquía Hispánica el Perú, Chile, Ecuador, etcétera; sino también España. Entender ésto a éste lado del mar sería clarificador para los españoles, porque asumirían que la Españolidad resultante supuso una mengua de su Hispanidad. Y sin duda que corregirlo sería inteligente.

martes, 11 de octubre de 2016

Un escalón más

Ya piden a los padres la nacionalidad de sus hijos escolares en los centros educativos ingleses. El Reino Unido sube así un escalón más hacia el desastre. Eso sí, votado por la mayoría de sus todavía ciudadanos. 

lunes, 10 de octubre de 2016

Entre nosotros



Un alivio recorre el mundo occidental según las torpezas de Donald Trump le alejan de la Casa Blanca. Pero no deberíamos confiarnos. Porque cuántos años faltan para que otro Trump sea el mandatario democráticamente elegido de una potencia mundial.

Me temo que no muchos, porque los bárbaros ya están entre nosotros. No, no es necesario esperarles.

viernes, 7 de octubre de 2016

La diferencia

En una semana, Javier Fernández ha hecho infinitamente más por éste país, que los dos años y dos meses en los que estuvo al frente del PSOE Pedro Sánchez. Esa es la diferencia.

jueves, 6 de octubre de 2016

Las naciones de la mano de obra

En contra de una tradición de siglos, caracterizada por un liberalismo exitoso como pocos, el Reino Unido ha decido anteponer su nacionalismo a la lógica capitalista. La decisión del gobierno de Theresa May de poner límites a la contratación de extranjeros supone, además del cumplimiento del mandato popular en el referéndum del Brexit, una sustancial variación en un Estado que fue grande gracias al comercio y la industria, lo que difícilmente casa con las naciones de la mano de obra.

miércoles, 5 de octubre de 2016

El rey desnudo

Como en el cuento del rey desnudo, de repente en el grupo parlamentario socialista se han empezado a alzar las voces, admitiendo que la actitud numantina contra el gobierno del PP no tenía mucho sentido. Para ello han tenido que pasar diez meses desde las elecciones del 20 de diciembre. Ahora, algunos diputados del PSOE plantean que una abstención técnica de algunos parlamentarios del grupo sería un buen camino para garantizar la gobernabilidad de España. Incluso, es posible, que más de uno haya llegado a la íntima convicción de que la estrategia empleada desde aquellos primeros comicios ha sido un craso error que ha hundido más al partido.

Sin embargo, se trata de una lenta evolución, en la que solo unos pocos se atreven a dar el paso, porque tal cambio debilita la cohesión grupal hasta ahora basada en el mensaje maniqueo del no es no. No en balde, las colectividades humanas se aferran a los errores y les cuesta progresar.

martes, 4 de octubre de 2016

Sin análisis certeros

Dos días después del crucial referéndum en Colombia, seguimos sin disponer en la prensa española de un análisis que merezca tal nombre sobre lo ocurrido. Lo aparecido es, más allá de simplón, ramplón. Expresiones como que la campaña del no estuvo basada en el miedo, calando entre los electores el miedo al castrismo y al chavismo, dicen muy poco de la capacidad analítica de sus autores, amén de considerar a los electores colombianos como algo cercano a la deficiencia mental. O que las zonas urbanas votaron no al estar más alejadas del escenario real del conflicto armado, cuando Bogotá votó sí y es la ciudad más poblada. O que los habitantes de Santander hayan votado no, siendo uno de los departamentos más hostigados por la extrema derecha paramilitar.

Evidentemente desconocemos realmente que pasó el domingo en Colombia. Pero un dato relevante de lo sucedido y tampoco muy destacado por la prensa ha sido que hubo un 62 por ciento de abstención. Más allá de la influencia inhibidora del huracán Matthew en las zonas caribeñas del país, que por cierto votaron sí, cabría preguntarse sobre la idoneidad de los instrumentos de la democracia directa cuando la participación no llega ni siquiera a la mitad del censo electoral.

lunes, 3 de octubre de 2016

Trágico

Probablemente el adjetivo que mejor acompañe a lo vivido el sábado en el Comité Federal del PSOE sea el de trágico en su ultima acepción, la de hondamente desgraciado. La imagen de una despiadada lucha de poder, de la que no solo es responsable Pedro Sánchez, no puede dejar de calar en una sociedad que atónita constata como se han impuesto a lo largo de la crisis los intereses personales a otras consideraciones. Después de lo vivido, el partido socialista está más cerca de perder su condición de alternativa al PP y su posición hegemónica en la izquierda disfrutada durante cuarenta años de democracia.

El gran beneficiado puede ser Podemos, una formación que sigue sin resolver su modelo de estructura territorial y que pretende solventarlo elevando el derecho de autodeterminación a guía de resolución de conflictos, confiando en desviar así su dilema partidista y convirtiéndolo en un problema del Estado español, al que se le acumulan las dificultades en este sentido. Un Podemos convertido en alternativa al PP añadiría, pues, ese plus de preocupación.

El previsible trasvase de votos desde las posiciones más izquierdistas en el PSOE hacia Podemos se pudo visibilizar el propio sábado cuando una legión de militantes iracundos intentaron influir en el cónclave y en cuya vehemencia se traslucía el convencimiento de haber convertido a doscientos mil afiliados en los dueños de un partido que llegó a ser votado por once millones de electores.

Pero, sin duda, donde se la juega definitivamente el Partido Socialista será en el próximo Comité Federal, en el que deberá decidir entre permitir a Rajoy gobernar de nuevo o acudir a las terceras elecciones generales en un año.

Una tesitura que recuerda la vivida en diciembre de 1935 cuando Largo Caballero abandonó la presidencia del PSOE, amenazando con invocar a las bases, a los militantes, fracturando un partido que el 18 de julio de 1936 estaba dividido y minando las posibilidades de que Prieto llegase al poder, lo que tal vez hubiera impedido que la República se deslizase a su destrucción.