viernes, 8 de junio de 2018

Es una pena

No. No lo podían permitir. Para eso son las vanguardias revolucionarias. En la patria que están construyendo, no cabe que en una universidad  se debata sobre el conocimiento. No. Decididamente, no.

Ellos son los puros, entre los puros. Los conocidos como cedeerres. Los miembros de los Comités de Defensa de la República. Los más avezados independentistas que tachan de fascistas a todo aquel que no merece su consideración humana. Sí, porque son supremacistas, que miran con condescendencia a todos los seres a los que tachan de inferiores.

Ayer, impidieron en la Universidad Autónoma de Barcelona que se celebrara una conferencia sobre Miguel de Cervantes, ese ser, probablemente inferior en su concepción, que puso al idioma castellano en el mundo. 

Es una pena. Sí. No pueden entender que hace cuatro siglos, Cervantes pudo hacer deambular a su personaje más conocido, el inolvidable don Quijote de la Mancha, por Barcelona y otras localidades de Cataluña. 


Eso fue hace cuatro siglos. Hoy la intolerancia se empeña en evitarlo. Sí, sin duda, una lástima.

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