jueves, 13 de febrero de 2014

La vuelta de Sefarad

Hasta tres millones y medio de judíos sefarditas pueden verse beneficiados con la intención del Gobierno del PP. El ejecutivo baraja la posibilidad de ofrecerles la nacionalidad española, sin que tengan que renunciar a la que ya disfrutan, normalmente israelita. Es decir, los que se acogan en el futuro a ello gozarán de una doble nacionalidad. Sin duda que se trata de una medida positiva, que además cuenta con un alto contenido simbólico. Los antecesores de los ahora reclamados fueron expulsados de España a finales del siglo XV a requerimiento de los integristas católicos de la época, que exigían una pureza de fe en los reinos de la Monarquía Hispánica, sobre los que ya querían imponer su modelo uniforme.  Aquellos judíos se diluyeron por Portugal y Holanda, así como por las costas del Mediterráneo, llevando el lugar de su origen, Sefarad, España, en su denominación. Algunos de aquellos exiliados conservan el ladino, una lengua romance estrechamente emparentada con el castellano, catalán o gallego. No estaría de más, que el gobierno de España protegiera dicha lengua, una más de nuestra riqueza idiomática.

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