jueves, 24 de junio de 2021

Día uno después del indulto

Las impresiones del primer día tras el indulto no parecen buenas, en el sentido de que el propio gobierno esperaba una imagen de los excarcelados menos combativa y más agradecida a la deferencia tenida con ellos al perdonarles, pero ya se sabe que la ideología nacionalista es difícilmente saciable. Incluso, en medios gubernamentales se especula ahora con no llevar adelante la segunda parte del plan que consistía en reformar la legislación para rebajar la pena de sedición. Pero, tal marcha atrás conllevaría en mi opinión más problemas.


En un artículo anterior en este blog, sugerí que la intervención gubernamental debería haber sido al revés; es decir, no indultando, sino rebajando la pena, mediante una reforma legislativa que aprobasen las Cortes. Con ello se habría conseguido, primero, el respaldo de la soberanía nacional a la salida de la cárcel de los presos del procés, por que en eso se habría traducido la iniciativa al favorecer cualquier reforma del Código Penal al reo. Además, el Estado español habría cubierto el flanco más débil que presenta con este tema, desde un punto de vista internacional, y desarticulado las críticas que se oyen en Europa contra unas penas desmedidas en ese delito.


Si el gobierno hubiera optado por esta vía, habría matado dos pájaros de un tiro, tranquilizando a Europa y no presentando la medida como una cesión al ávido nacionalismo. Ahora, el margen gubernamental para desencallar la cuestión catalana es más estrecho.

lunes, 14 de junio de 2021

El rey, en Colón

Difícilmente van a poder ser justificadas por el PP las declaraciones de la presidenta de la Comunidad de Madrid sobre la sanción a la que está obligado Felipe VI, cuando el gobierno le presente los indultos de los condenados por el proceso soberanista en Cataluña. Es más, Isabel Díaz Ayuso, a quien mucho ven como la nueva líder de la derecha española, ha comprometido, tal vez de una manera irreparable, a la Monarquía, que el PP tiene a gala defender.


Tales declaraciones, en las que se preguntaba que iba a hacer el rey cuando el gobierno le presente los indultos, solo pueden ser interpretadas desde la ignorancia de la presidenta madrileña o desde una estrategia que busque comprometer a Felipe VI en la defensa de una partidista visión de la Constitución de todos los españoles.


Si es la primera opción, solo cabe hacer una mención a los riesgos existentes en las elecciones democráticas. Si es la segunda, sería exigible una descalificación del PP a su joven promesa, máxime porque el rey ya se vio envuelto en una peligrosa actuación cuando salió en televisión para descalificar aquel intento de golpe de Estado protagonizado por los líderes independentistas durante el gobierno Rajoy. Recuerdo que para un número significativo de catalanes siempre emborronará la imagen de quien probablemente sea el más preparado jefe del Estado de nuestra historia y que Felipe VI cargará en su mochila toda la vida.