jueves, 24 de junio de 2021

Día uno después del indulto

Las impresiones del primer día tras el indulto no parecen buenas, en el sentido de que el propio gobierno esperaba una imagen de los excarcelados menos combativa y más agradecida a la deferencia tenida con ellos al perdonarles, pero ya se sabe que la ideología nacionalista es difícilmente saciable. Incluso, en medios gubernamentales se especula ahora con no llevar adelante la segunda parte del plan que consistía en reformar la legislación para rebajar la pena de sedición. Pero, tal marcha atrás conllevaría en mi opinión más problemas.


En un artículo anterior en este blog, sugerí que la intervención gubernamental debería haber sido al revés; es decir, no indultando, sino rebajando la pena, mediante una reforma legislativa que aprobasen las Cortes. Con ello se habría conseguido, primero, el respaldo de la soberanía nacional a la salida de la cárcel de los presos del procés, por que en eso se habría traducido la iniciativa al favorecer cualquier reforma del Código Penal al reo. Además, el Estado español habría cubierto el flanco más débil que presenta con este tema, desde un punto de vista internacional, y desarticulado las críticas que se oyen en Europa contra unas penas desmedidas en ese delito.


Si el gobierno hubiera optado por esta vía, habría matado dos pájaros de un tiro, tranquilizando a Europa y no presentando la medida como una cesión al ávido nacionalismo. Ahora, el margen gubernamental para desencallar la cuestión catalana es más estrecho.

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