lunes, 22 de febrero de 2021

Estado fallido

Lo que estamos viendo en Cataluña es sintomático de la grave crisis que se vive en esa comunidad desde el inicio del proceso independentista. Durante seis noches consecutivas el Estado de Derecho ha dejado de existir, ante los saqueos, destrozos e incendios que se suceden protagonizados por violentos anti-sistema que, al calor de unas manifestaciones por la libertad de expresión, aprovechan para sembrar el caos.


Todo Estado debe tener los medios necesarios para neutralizar tales acciones delictivas y los responsables políticos deben apoyar a los cuerpos de seguridad encargados de ello. Pero, lo que estamos viendo en Cataluña es lo contrario, con descalificaciones a los Mossos d’Esquadra, que se están jugando la vida intentando controlar tanto desorden.


Las autoridades de la Generalitat, el organismo competente para devolver las calles catalanas a la normalidad, no hacen frente a lo que ocurre, por sus anteojeras ideológicas, que les hacen ver lo sucedido como una muestra más de la represión española, cuando deberían poner orden, tal como les piden los agentes sociales. El gobierno bipartito catalán, que a la luz de los últimos resultados electorales tiene muchas posibilidades de continuar, está preso de los radicales de la CUP, a los que necesitan para alcanzar el número de diputados exigido para lograr una nueva investidura presidencial. Se confirma así, algo que ha sido consustancial al proceso soberanista, desde su inicio en 2012, que son rehenes de los más radicales, lastrando todo el proyecto independentista. Una constante que históricamente ha tenido precedentes desde los albores del siglo XX. 


Si lograran la independencia, Cataluña sería lo más cercano a un Estado fallido.


martes, 16 de febrero de 2021

Tres titulares para unas elecciones

Las elecciones catalanas del 14-F presentan tres titulares claros:


  1. La fractura de la sociedad catalana, más allá de que uno de los dos bloques haya superado el 50%, aunque solo haya votado el 27% de los electores, se cronifica, lo que es una malísima noticia para todos, independientemente de que vivamos a un lado u otro del Ebro. Y lo pagaremos todos.
  2. El PSC, más allá de que no repita los errores de Ciudadanos, no podrá colocar a su candidato, Salvador Illa, al frente de la Generalitat, pese a ser el partido más votado. La ley electoral catalana, que se rige por la diseñada por Adolfo Suárez en la Transición Democrática, permite que las provincias menos pobladas tengan más representación parlamentaria. El nacionalismo catalán nunca se ha planteado reformarla para conseguir una mayor fidelidad al planteamiento democrático de la igualdad de voto.
  3. Los pésimos resultados del PP en Cataluña alejan la posibilidad de la vuelta al poder de la derecha democrática, reproduciendo la situación de la débil Alianza Popular ante los gobiernos socialistas de Felipe González. Un partido que no está debidamente estructurado en Cataluña no puede alcanzar la cifra necesaria de diputados para gobernar en España.

martes, 9 de febrero de 2021

Algo más que libertad de crítica

El que alguien niegue que en España hay una situación de plena normalidad democrática forma parte de la libertad de crítica que debe respetarse en un Estado de Derecho. A quién lo sostenga, se le debe amonestar y contestar con lo dicho por The Economist que sitúa a nuestro país entre las 23 democracias plenas en el mundo, en el célebre índice de democracia que elabora desde 2006. 


Que el que sostenga tal cosa sea un profesor universitario, expresa la degradación del análisis académico, infectado de subjetivismo y relativismo, hasta el punto que ha dejado de ser inmune a la opinión, aunque tal hecho se recubra de ideología. En este supuesto, cabe interrogarse sobre la idoneidad de que tal docente disfrute del ascendente pedagógico sobre mentes en formación.


Pero, que lo diga un vicepresidente de ese Estado, solo puede saldarse con la caída de ese gobierno, o al menos con la destitución fulminante de ese miembro del gabinete ministerial. 

lunes, 1 de febrero de 2021

Guerras de primates

El País publicaba hace unos días una nota sobre el comportamiento de los chimpancés de Ngogo, en Uganda, relatando la violencia sufrida en su comunidad en los últimos tres años. Daba cuenta de la muerte de tres de sus miembros a manos de otros del mismo clan. La lucha por la disponibilidad de los recursos existentes se encontraba en la raíz de tal violencia a juicio de los primatólogos que estudian dicha comunidad. Un mismo clan profusamente reproducido hasta llegar a los dos centenares de miembros había sufrido un proceso de división, llevando al enfrentamiento entre los tres grupos resultantes. 


Tal comportamiento, que incluye la violencia física, fue ya advertido por la renombrada Jane Goodall hace medio siglo en el parque nacional de Gombe, en Tanzania, calificando entonces la célebre etóloga tal comportamiento de guerra.


Stanley Kubrick en 2001: Una odisea del Espacio recreó en una memorable escena la disputa de dos grupos de primates por una charca de agua, una contienda salvaje que se saldaba con la muerte de uno de los cabecillas de los dos clanes enfrentados y la huida de su grupo, quedando en posesión del territorio el grupo triunfador.


Les cuento esto, porque les invito a un sencillo ejercicio: no cambien el término territorio, sino el de primate o chimpacé por ser humano, y se verán ante el espejo, deseando que el largo tiempo de la evolución hubiera servido para más.