lunes, 1 de febrero de 2021

Guerras de primates

El País publicaba hace unos días una nota sobre el comportamiento de los chimpancés de Ngogo, en Uganda, relatando la violencia sufrida en su comunidad en los últimos tres años. Daba cuenta de la muerte de tres de sus miembros a manos de otros del mismo clan. La lucha por la disponibilidad de los recursos existentes se encontraba en la raíz de tal violencia a juicio de los primatólogos que estudian dicha comunidad. Un mismo clan profusamente reproducido hasta llegar a los dos centenares de miembros había sufrido un proceso de división, llevando al enfrentamiento entre los tres grupos resultantes. 


Tal comportamiento, que incluye la violencia física, fue ya advertido por la renombrada Jane Goodall hace medio siglo en el parque nacional de Gombe, en Tanzania, calificando entonces la célebre etóloga tal comportamiento de guerra.


Stanley Kubrick en 2001: Una odisea del Espacio recreó en una memorable escena la disputa de dos grupos de primates por una charca de agua, una contienda salvaje que se saldaba con la muerte de uno de los cabecillas de los dos clanes enfrentados y la huida de su grupo, quedando en posesión del territorio el grupo triunfador.


Les cuento esto, porque les invito a un sencillo ejercicio: no cambien el término territorio, sino el de primate o chimpacé por ser humano, y se verán ante el espejo, deseando que el largo tiempo de la evolución hubiera servido para más.



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