viernes, 29 de septiembre de 2023

La metáfora del desprecio

Lo vivido en la frustrada sesión de investidura de Alberto Núñez Feijóo permite varios análisis. El primero, sin duda, incide en sí era realmente necesario el intento del líder del PP para lograr la Presidencia del Gobierno, barruntando que no iba a lograr los suficientes apoyos parlamentarios. Sin embargo, Feijóo podrá alegar que en las dos jornadas de su fracasada investidura ha podido visualizar su derecho a intentarlo, al dirigir la fuerza más votada en las pasadas elecciones y, sobre todo, que ha podido situarse como la clara alternativa a Pedro Sánchez en el escenario propio de la democracia; es decir, en el Parlamento. Ello no quita, que pueda ser acusado de haber pergeñado todo ello para consolidar su posición interna en el seno del PP; es decir, en una utilización espuria de la institución democrática por antonomasia, en el Congreso de los Diputados.


Sin embargo, intuyo más relevante otro hecho de cara al futuro, que aunque incida en la última consideración mencionada, no justifica la ausencia de Sánchez en la réplica a Feijóo. Más allá de la alegación de querer poner ante el espejo al candidato del PP, eligiendo el PSOE como reemplazo a otro ganador, en este caso de las elecciones municipales, que no ha podido formar gobierno en su ciudad, Valladolid, la ausencia de Sánchez va más allá de una falta de cortesía parlamentaria. Es sin duda la metáfora de lo que ha estado haciendo en los últimos cuatro años: gobernar dando la espalda a una parte relevante de los electores. Con su ausencia, no ha podido formular Pedro Sánchez mejor el desprecio a once millones de ciudadanos, lo cual es un mal augurio para los próximos cuatro años.

lunes, 11 de septiembre de 2023

Pedro Sánchez y el `régimen del 78´

Los primeros que denominaron al período democrático iniciado a finales de los años setenta como régimen del 78 fueron los intelectuales surgidos de la protesta del 15-M, un movimiento que cuando irrumpió en 2011 sacudió a nuestra sociedad, aunque el paso del tiempo ha sido más que amargo, pese a contar con logros, fundamentalmente en el área social y feminista. Desde un primer momento, aquellos jóvenes, algunos profesores universitarios, no ocultaron que su intención era acabar con el régimen del 78. Durante este tiempo, han llegado a compartir el poder precisamente con uno de los principales artífices del régimen del 78, el PSOE, aunque no lograron alcanzar el sueño de asaltar los cielos. Pero, indudablemente, han dejado su huella, la de una nueva generación poco generosa con aquella otra que logró la transición política desde el franquismo a la democracia.


No han sido los únicos que han socavado y pretenden todavía acabar con el régimen del 78. Mucho antes de ello, el principal enemigo con el que tuvo que lidiar dicho proceso democratizador fue el terrorismo etarra, que no admitía diferencias entre el franquismo y el posterior régimen. Un millar de personas perdieron su vida en la dialéctica ocasionada por el uso de las armas. Para su derrota, fue esencial el apoyo conjunto de los partidos que apostaron por la transición democrática: el PSOE, el PP y un PNV, que todavía es la fuerza mayoritaria entre los vascos. Hoy en día, los sucesores ideológicos de aquellos violentos, Euskal Herria Bildu, con apoyos crecientes entre la sociedad vasca, se proponen lo mismo, el fin del régimen del 78, aunque ahora desde las vías democráticas y sin violencia armada. Sus planteamientos no solo son sociales, sino que en ellos ocupa un lugar relevante lo identitario.


Esto último, lo comparte el tercer enemigo del régimen del 78. Hablo ahora del secesionismo vivido entre una significativa parte de la población catalana desde que se inició el denominado procés, en 2012, y que pretende estructurar un proceso político que construya la independencia de Cataluña. Para ello, sus dirigentes no dudaron en incurrir en la ilegalidad en la medida en que el fin ansiado justificaba los medios utilizados, incluida la proclamación en octubre de 2017 de la República catalana. Ante ello, el entonces gobierno del PP, apoyado por el PSOE, aplicó el artículo 155 de la Constitución del régimen del 78, mediante el cual el Estado se dotó de un mecanismo coactivo contra dicha proclamación. 


Desde entonces, el nuevo gobierno del PSOE, ya con Pedro Sánchez como presidente del mismo, y en coalición con la formación surgida del 15-M, adoptó una política de apaciguamiento, consistente fundamentalmente en la concesión de indultos, que benefició a parte de las condenas de los dirigentes secesionistas, pero no a las bases que secundaron dicho pronunciamiento. Tal política se vio notablemente respaldada en Cataluña en las últimas elecciones generales, celebradas el pasado 23 de julio, logrando el PSOE 19 escaños en esa comunidad autónoma de los 48 posibles. Sin embargo, en toda España, el PP fue el partido más votado, aunque es el PSOE quien tiene opciones de prolongar su mandato, manteniendo la coalición con la nueva formación heredera del 15-M y con el apoyo del secesionismo catalán.


Ahora, Pedro Sánchez abundará en esa política, aceptando una ley de amnistía para todos los condenados y procesados en el intento secesionista. Arguyen sus defensores que es la medida necesaria para superar definitivamente la fractura ocasionada por el procés, además de ser la moneda de cambio necesaria para la continuidad de un gobierno progresista. Más allá de que tal política pueda esconder un interés en la permanencia en el poder, indudablemente se trata de uno de los mayores ataques que sufrirá el régimen del 78, ya que ninguna otra norma dictada podría erosionarlo más, porque, independientemente de que sea constitucional o no, supone una deslegitimización de la democracia nacida en 1978, tal y como diversos representantes de aquella generación que la hizo posible, políticos e intelectuales, nos advierten en los últimos días. Esa es la enorme responsabilidad a la que se enfrenta Pedro Sánchez. Pero, no solo él. También, uno de los partidos que, al menos hasta ahora, había sido siempre un pilar del régimen del 78: el PSOE.


jueves, 3 de agosto de 2023

Navarra o el reto del PNV

La gobernabilidad de Navarra, donde el partido derechista UPN logró una vez más ser la formación más votada en las elecciones autonómicas del 28-M, debería llevar al PNV a replantearse su estrategia a medio plazo, ya que la apresurada negativa del partido jeltzale a la investidura de Feijóo hace ya inviable un cambio más temprano. 


En la decisión del PNV influyó sin duda el hecho de que el próximo año habrá elecciones en la Comunidad Autónoma Vasca, donde Bildu le pisa los talones. El miedo al sorpasso en el campo nacionalista obliga al partido presidido por Ortuzar a seguir la máxima ignaciana de no hacer mudanza en tiempos de desolación y mantener su estrategia de apoyo al PSOE de Pedro Sánchez. Pero con ello, el PNV prioriza al País Vasco y desatiende a Navarra, contradiciendo el sueño nacionalista de una Euskadi en la que la comunidad foral ocupa un lugar tanto o más relevante.


Los resultados del 28-M dieron a UPN 15 escaños en las Cortes navarras frente a 11 de los socialistas. La candidata de estos últimos, presidenta en funciones del gobierno navarro, María Chivite, podía revalidar su cargo apoyándose en los 3 diputados de Contigo Zurekin, donde se agrupa el complejo universo de Podemos, Izquierda Unida y otras agrupaciones locales, y sobre todo en los 7 de Geroa Bai, la marca electoral del PNV en el viejo reino, siempre que EH Bildu se abstuviera. 


Sin embargo, Geroa Bai y el Partido Socialista de Navarra no llegan a un acuerdo respecto al reparto de consejerías lo que hace peligrar el acuerdo de investidura, a diferencia de en el País Vasco donde PNV y Partido Socialista de Euskadi se reparten el gobierno y numerosas instituciones provinciales y municipales, con una estrategia exitosa desde hace siete años y que a su vez, salvo gobiernos monocolores, ha sido la tradicional desde la grave escisión vivida entre los jeltzales en 1986. Una escisión que llevó a la creación de Eusko Alkartasuna y a la ruina del PNV en Navarra, y posteriormente a la confluencia de las huestes de Carlos Garaikoetxea en EH Bildu.


Ante la posibilidad de que el 28 de agosto no haya acuerdo entre socialistas y jelkides en Navarra, EH Bildu se ha apresurado a ofrecer su apoyo a María Chivite, encubierto en una consulta a sus bases, procedimiento tan caro y tan manipulable de aquellas formaciones que se les llenan la boca con los referendos.


Navarra puede así marcar la pauta de toda Euskadi, en terminología nacionalista, reorientando estrategias y convirtiendo a socialistas y herederos de Herri Batasuna en compañeros de viaje, priorizando el eje izquierdista, frente a dos desorientadas derechas: el PNV y el PP. Pese a la desolación ignaciana, la mudanza puede estar más cerca de lo pensado en aquellos que todavía priorizan el eje nacionalista.

lunes, 24 de julio de 2023

Razones para decir adiós a Frankenstein y Nosferatu

Las elecciones generales que acabamos de vivir dejan un escenario complicado de cara a la gobernabilidad, pero también presenta perfiles atractivos. El más relevante de ellas es la potenciación de la tendencia hacia el bipartidismo observada en los últimos comicios celebrados y la consiguiente merma en apoyos de las formaciones nacidas tras el 15M que han radicalizado en la última década nuestra política. El voto conjunto del PP y PSOE se sitúa rozando los 15 millones de electores, casi el 65% de los que votaron el domingo. El voto al PP supera el conseguido en todas las elecciones generales desde 2015. El del PSOE, desde las de 2011. Es decir, ambos partidos van recuperando los excelentes resultados que cosecharon en la primera década de 2000, marcada por la estabilidad y la alternancia entre Aznar y Rodríguez Zapatero, cuando aún no habían irrumpido las nuevas formaciones nacidas al calor de la protesta de 2011, enraizada en la crisis económica sufrida poco antes: Podemos y Ciudadanos, y como reacción al primero y a la crisis vivida con el independentismo catalán, Vox. 


Con respecto a las últimas generales, las de 2019, en los comicios del pasado domingo, Vox pierde seiscientos mil votos y Sumar setecientos mil si sumamos a Podemos sus confluencias territoriales. Con los resultados de ahora, el partido de Santiago Abascal, después de amenazar en plena campaña con incendiar Cataluña y descalificar la descentralización del Estado español, pierde sus prerrogativas de presentar una moción de confianza y recursos de inconstitucionalidad, lo que supondrá un bálsamo en la situación política española. Similar descalabro ha sufrido la coalición situada más a la izquierda del espectro político. La formación de Yolanda Díaz, con cerca de tres millones de votos, queda muy lejos del techo de Pablo Iglesias, cuatro millones ochocientos mil en 2015. A las pocas horas de cerradas las urnas, han aflorado ya los síntomas de descomposición en su seno, azuzadas por Unidas Podemos que no se conforma con haber desestabilizado en el pasado el gobierno de coalición de izquierdas, fracturado al feminismo y crispado a una sociedad con leyes de dudosa utilidad, sino que pretende perpetuar su influjo, muy por encima de sus verdadera presencia social.


Si todo ello debería hacer recapacitar a Pedro Sánchez, los comicios del domingo han invalidado un gobierno de coalición de la derecha con los extremistas de Vox. Alberto Núñez Feijóo debería tomar nota que no se puede proyectar gobernar con un partido que pretende acabar con el modelo constitucional español. Sus malos resultados en Cataluña le deberían hacer reflexionar y ser consciente de que, al igual que le pasaba a la antigua Coalición Popular de Manuel Fraga, nunca podrá gobernar sin contar con un número relevante de diputados catalanes. El progresivo pinchazo del procés independentista le debería animar a buscar soluciones constitucionales que deshagan ese nudo gordiano. No en balde el problema territorial, por muy suavizado que esté, sigue presente en España, no solo en Cataluña, sino que ya se atisba en un horizonte no muy lejano el reto del ascenso de Bildu en el País Vasco y Navarra, y la consiguiente pérdida de poder de un PNV que a su vez ha sido tradicionalmente relevante en la gobernabilidad de España.


Tales hechos deberían ser aprovechados por las direcciones del PP y PSOE para reorientar a sus partidos en la dirección de la moderación y dar por superado el frentismo vivido en los últimos años. Ya se que los primeros pronunciamientos de sus líderes no acompañan este planteamiento, pero hay innumerables temas que deberían ser objeto de negociación entre ambas formaciones, empezando por la solución del método de elección del tercer poder del Estado, el judicial, tal como nos reclama la  Unión Europea. Sería la mejor noticia de las elecciones vividas el domingo: dejar atrás la crispación política. Decirle adiós a Frankenstein y negarle el futuro a Nosferatu.

lunes, 17 de julio de 2023

Un ejemplo de nacionalismo banal

Hoy les quiero hablar del nacionalismo banal. Tal concepto se debe al científico social Michael Billing y se refiere a los elementos cotidianos que todos observamos y que confluyen en las construcciones nacionales.  Así, además de los más conocidos, como las banderas, ocupan un lugar destacado los eventos deportivos.


El deporte, como otras muchas cosas, es objeto de la guerra cultural, algo muy de moda hoy en día, que sostienen las naciones en disputa. Y el ejemplo que les quiero llevar a su examen hace referencia al ciclismo y en concreto a la prueba reina de esta práctica, el Tour de Francia, que siempre tiene una atención destacada en los principales medios de comunicación. Me voy a referir al seguimiento hecho en la edición de este año, próxima ya a concluir, por el El Diario Vasco, cabecera prestigiosa que se publica en San Sebastián y que pertenece al grupo empresarial Vocento, el más importante de prensa -aún llamada- regional en España y que además publica ABC, periódico en cuyo ideario la defensa de la españolidad ocupa un lugar casi tan relevante como su fe monárquica.


El Diario Vasco saludaba la victoria de Peio Bilbao recordando en su primera página que después de cinco años un vasco ganaba una etapa en el Tour de Francia. Esa misma noticia era comentada en medios -aún llamados- nacionales, como TVE o ABC, señalando que por primera vez en los últimos cinco años un español ganaba una etapa de la vuelta gala. Días después, El Diario Vasco informaba, también en primera, de una nueva victoria de un vasco, Jon Izagirre, acompañándolo de un texto en el que en tono épico se destacaba que se agrandaba la leyenda vasca en ciclismo. 


El problema surgió días después cuando ganó otra etapa y ascendió al tercer puesto de la clasificación general, justo por detrás de los dos grandes candidatos a ganar el Tour, un danés y un esloveno, Carlos Rodríguez, un granadino que se ha convertido en la joven promesa del ciclismo español debido a su juventud. Así, lo destacaron muchos de los medios de comunicación españoles. El Diario Vasco señalaba las posibilidades futuras del de Almuñecar, pero sin llevar la información a primera página.


Más allá de que Vocento está en su derecho de conectar con el público que entienda que se encuentra detrás de cada una de sus publicaciones y en esa medida de convertir su producción en rentable económicamente, lo que me interesa destacar es como los periódicos participan de las construcciones nacionales, en este caso vasca o española, a través del nacionalismo cotidiano, elaborando relatos y narrativas ad hoc. Un buen ejemplo.


viernes, 7 de julio de 2023

Un héroe

Les hablo de Rolando Álvarez.


¿Y quién es? Me preguntarán. Igual les suena más si les digo que se trata del obispo de Matagalpa que por segunda vez ha tenido el santo valor de negarse a aceptar su liberación a cambio de exiliarse de su patria.


Pese a la escasa atención que nuestros medios de comunicación otorgan a este titán de la lucha contra la tiranía, puede que recuerden que fue el único de los 222 prisioneros políticos que le dijo no a Daniel Ortega y Rosario Murillo, sátrapas de Nicaragua, negándose a embarcar en un avión que les llevó a Estados Unidos, donde hoy disfrutan de la libertad.


Seguro que conocen más al matrimonio formado por esos dos personajes que han convertido la utopía comunista en una distopía dictatorial. No por el hecho de que eso en sí suponga ninguna novedad. Tampoco por la enésima constatación de que las utopías, también de otras ideologías, suelen convertirse en su implementación en un infierno.


Rolando Álvarez Lagos es un hombre de temple firme, que no suele claudicar. Tal vez su fe católica le ayude a ello. El miércoles pasado volvió a prisión después de negarse por segunda vez a aceptar la libertad a cambio de abandonar Nicaragua. Fueron una negociaciones en las que intervino hasta el papa Francisco, pero que no doblegaron a este héroe. Nosotros en nuestro primer mundo en vez de convertir este caso en motivo de reflexión que nos mejore a todos como personas, optamos por el silencio, cómplices de nuestros conceptos ideológicos.

domingo, 2 de julio de 2023

La 'Grand Départ' vasca

Este fin de semana, Euskadi celebra la salida de la nueva edición del Tour de Francia, volcándose en un evento en el que las instituciones vascas han gastado 12 millones de euros.


Todo ello para presentar al mundo una imagen renovada del País Vasco, muy alejada de la que ofreció en 1992, cuando el Tour partió de San Sebastián, y en la que el terrorismo eclipsaba cualquier otra consideración sobre la sociedad vasca.


Ahora, treinta y un años después, las instituciones de autogobierno vasco se han volcado en mostrar a la comunidad internacional, a través del magnífico escaparate proporcionado por el Tour, la idea de una comunidad singular en el concierto europeo.


Iniciativas como la que vive estos días el País Vasco hacen mucho más por la construcción nacional que otras que han jalonado todos estos años y, que ni decir tiene, que las basadas en los tiros. 


Los organizadores del evento han cuidado todos los detalles, incluida la profusión de ikurriñas repartidas, para dar una determinada imagen de la sociedad vasca, servida por la televisión pública vasca a todo el mundo, con un nítido mensaje, concretado en la exhibición de la especificidad vasca.


Toda una presentación a escala mundial, en la que los representantes del gobierno español han destacado por su ausencia en la Gran Partida vasca. Debían estar ocupados en otros menesteres.


sábado, 24 de junio de 2023

Rusia preocupa

La situación en Rusia es sumamente preocupante, con los mercenarios rebeldes a poco más de trescientos kilómetros de Moscú, con los primeros enfrentamientos en la ciudad de Rostov, donde ya han llegado los chechenos, hasta ahora fieles al poder, y con la sensación de que Putin, como todos los dictadores, tiene los pies de barro. Todo ello en un país que cuenta con armamento nuclear, lo que conlleva mayores dosis aún de peligrosidad en un escenario que puede derivar en guerra civil si el golpe de Estado de la fuerza mercenaria no alcanza sus objetivos.


¿Qué podemos esperar? Salvo por el hecho de que la desunión rusa beneficia a Ucrania, poco más podemos predecir, porque la información que llega es escasa. Por cierto, se hecha de menos que los medios de comunicación de España no se hayan volcado en el seguimiento de la crisis rusa. Aquí seguimos preocupados con nuestro ombligo, centrado en el permanente estado electoral al que hemos llegado, sin ser plenamente conscientes de la relevancia que tiene lo que se está jugando en el este europeo.


lunes, 19 de junio de 2023

Estúpidos, es la economía

El PSOE de Pedro Sánchez sigue sin extraer las lecciones necesarias de la derrota de las elecciones municipales y autonómicas, en la medida en que el mensaje principal que sigue mandando a la sociedad se centra en azuzar el miedo al regreso al poder de un derecha condicionada por Vox.


Ello puede ser el reflejo contrario a la política de frentes de la que ha adolecido en gran medida el Gobierno Sánchez, gracias a la aportación de su socio de coalición gubernamental, de Podemos, en los tres años pasados. Pero, precisamente, lo que castigó el electorado el pasado 28 de mayo fue esa tendencia a hacer política de bloques. Prueba de ello es que 1.700.000 votos centristas, huérfanos de Ciudadanos, arribaron en el PP, el partido al que ahora ven como necesario para una época más desideologizada.


Por ello, el equipo de campaña de Sánchez debería cambiar radicalmente de estrategia y centrarse en rentabilizar los éxitos económicos que indudablemente logró el gobierno anterior. Sacar más a Nadia Calviño y vender las buenas perspectivas económicas existentes, que sin duda son fruto del trabajo anterior. La última prueba la hemos tenido en la previsión de crecimiento publicada hoy por el Banco de España, que eleva hasta en siete décimas lo previsto.


Dejar de asustar con el coco de Vox y convencer a los españoles de que por primera vez el futuro económico brillante que se nos presenta es obra de la izquierda. Estúpidos, es la economía.

jueves, 8 de junio de 2023

Veto a Montero

Las negociaciones entre Sumar y Podemos parecen haber encontrado una relevante dificultad con el veto de la primera formación a que Irene Montero sea candidata de la coalición común en las próximas elecciones. Más allá de unas negociaciones en las que el reparto del poder ocupa la máxima preocupación, es difícilmente defendible oponerse a la defenestración de la ministra de Igualdad. No en balde, el equipo por ella dirigido fue el responsable de una de las leyes más chapuceras de la última legislatura, que ha posibilitado la rebaja de condenas a 1079 agresores sexuales y 108 excarcelaciones. Cifras que se incrementarán tras el aval del Tribunal Supremo a las rebajas de las penas por la ley del sólo sí es sí. Mantener que esto es debido al machismo de los jueces es propio de una mentalidad presa de las anteojeras ideológicas, difícilmente compatible con el servicio público en un Estado avanzado.

lunes, 29 de mayo de 2023

La última jugada

Los desastrosos resultados electorales del PSOE  han llevado al presidente del gobierno a intentar una última jugada que, además de arriesgada, supone la constatación del error que cometió en noviembre pasado, cuando se hizo palpable que era inviable continuar gobernando con Podemos. Entonces, los que admirábamos a Pedro Sánchez por su capacidad estratégica, asistimos a la decepción de verle errar, uniendo su destino al de las formaciones más a la izquierda del PSOE. Poco después, cuando el congreso aprobó sus últimos presupuestos, el presidente tuvo la opción de conformar un gobierno monocolor, y preparar su último año al frente del ejecutivo con un planteamiento más centrista en busca de la recuperación del voto socialista. Entonces disponía de casi un año, ahora no tiene ni dos meses para ello. Por eso, la decisión de convocar elecciones para el 23 de julio suena a una última y desesperada jugada.


Pedro Sánchez no ha gobernado en esta última legislatura con la atención puesta en la mayoría del electorado, sino buscando a través del beneplácito de un sector del mismo la permanencia de su propio gobierno, al precio de verse arrastrado por unos socios caracterizados por su alta ideologización y por su incapacidad para articular propuestas con seriedad. El ejemplo, más característico de ello, pero no el único, fue la ley del solo sí es sí. Ayer, constató el previsible voto crispado contrario y motivado de toda la derecha, incluida la de filiación más extremista (Vox), pero también comprobó su incapacidad para atraerse el voto centrista. De los dos millones de votantes de Ciudadanos en las últimas municipales, solo trescientos mil han seguido apoyando al partido naranja. El resto han votado por el PP, engrandeciendo las posibilidades de que alcance el Palacio de la Moncloa un Núñez Feijoo, caracterizado por su falibilidad, de la que hemos tenido variadas muestras en la última campaña electoral.


Sánchez pagó anoche por haber gobernado atendiendo sólo al electorado de izquierda. Ahora, intenta una última maniobra con la que intenta desesperadamente desligar su imagen del fracaso de Sumar y Podemos, hundidos por el electorado, por un lado; y por el otro, poner en la tesitura al votante de centro de que elija entre él y un PP que tendrá que echarse en manos de Vox para traducir en poder territorial su victoria en las urnas de ayer. La urgencia de los próximos comicios no solo atiende a hacerlos coincidir con las cruentas negociaciones que se avecinan entre los dos partidos de la derecha, sino también propiciar la absorción del escaso voto superviviente de sus antiguos socios gubernamentales. Ni diez días, les ha dado para intentar ponerse de acuerdo; precisamente, a unas formaciones que carecen de cintura y adolecen de esclerosis formativa. Los puros entre lo puros han logrado reducirse hasta la insignificancia, mientras que los que aspiraban a sumar de momento solo restan. Ese fue el error de Pedro Sánchez, ligar su suerte a ellos. Ahora, con su última jugada pretende revertir el duro pronunciamiento de los electores. Difícil, hasta para un superviviente contrastado como es Pedro Sánchez.

viernes, 26 de mayo de 2023

Melilla, vulnerable

Las noticias que estos días se suceden de amaños en el voto por correo deberían preocuparnos mucho más de lo que parece. A fin de cuentas, la limpieza de nuestro sistema electoral está siendo puesta en duda, algo que han experimentado otras naciones, como Estados Unidos, que son presas del populismo. Nada más que por eso, las instituciones de nuestro país deberían implementar todas aquellas medidas tendentes a disipar la más mínima sombra sobre nuestra democracia. 


De todos los casos habidos, sin duda, que la máxima alerta debería centrarse en el caso de Melilla, no solo porque allí ya existen precedentes juzgados de tales prácticas, sino por la propia idiosincrasia de la ciudad norteafricana. El principal partido apuntado como implicado en estas malas prácticas, Coalición por Melilla, es una formación con amplio apoyo entre la población musulmana de la ciudad, lo que añade otra dimensión potencialmente peliaguda. Máxime porque tal partido ya ha anunciado su intención de impugnar los resultados electorales, lo que podría abocar a unas nuevas elecciones.


Melilla por su situación geográfica es especialmente vulnerable a las presiones de Marruecos, país con el que nuestro gobierno ha variado el rumbo diplomático tradicional en aras de lograr una mejora en las relaciones bilaterales, con el abandono del apoyo a un referéndum sobre el Sáhara y que, sin embargo, no se ha visto, a día de hoy, recompensado con la reapertura de la frontera con la ciudad norteafricana. Indudablemente, Mohamed VI sigue manejando los hilos, sin que seamos capaces de contrarrestarlos. 

martes, 23 de mayo de 2023

Espadas en alto

La Guerra de Ucrania cumple ya un año y tres meses y las posibilidades de un fin de los combates parecen alejadas tras la mediación de China con el apoyo de otros países como Brasil que apuestan por un mundo donde la hegemonía política estadounidense parece cosa del pasado. El frente permanece estancado en las conquistas militares rusas anteriores tras una escasa recuperación ucraniana en el final del verano pasado, lo que unido al convencimiento en la victoria de los actores implicados en la guerra, permite suponer que el enfrentamiento bélico continuará, así como la sangría de efectivos de ambos bandos.


Esa impresión no solo obedece a lo dicho, sino también a dos hechos ocurridos en los últimos días. Por un lado, la escalada en el apoyo bélico  que Zelenski ha conseguido en la última cumbre del G-7, lo que se traducirá en una mayor intervención occidental contra Rusia. Por otro, la extensión de la guerra al territorio ruso, tras la aparición de fuerzas opositoras rusas en la región colindante de Béligorod con apoyo del Ejército ucraniano. 


Ambos aspectos, nos hablan indudablemente de una escalada en la guerra.

viernes, 31 de marzo de 2023

Lucha de poder

A lo que estamos asistiendo en el entorno de la izquierda más allá del PSOE solo se le puede calificar de descarnada lucha de poder, cuyo único objetivo es mantener las cuotas de las que disfrutan por parte de Podemos y de restarlas por parte del heteróclito movimiento llamado Sumar, liderado por Yolanda Díaz, con el apoyo de Íñigo Errejón, Ada Colau , Izquierda Unida y Compromís, principalmente. Todos esos actores pretenden hacerse fuertes de cara al día después de las elecciones generales con la intención de tener el máximo peso posible en las bancadas del Congreso y condicionar así a un hipotético futuro gobierno de izquierdas, nuevamente dirigido por Pedro Sánchez. 


En eso ha quedado el fulgurante movimiento del 15-M que en breve cumplirá doce años. Un resplandor que anunciaba una nueva izquierda, pero que ha devenido en reincidir en uno de los problemas consustanciales de la izquierda, las cainitas disensiones internas motivadas por las luchas de poder, que padece desde el surgimiento de tal ideología, en el siglo XIX.

martes, 7 de marzo de 2023

Gobierno fracturado

A tenor de las últimas encuestas, Pedro Sánchez empieza a pagar el desastre de la implementación de la ley del solo sí es sí, que hasta ahora había perjudicado exclusivamente a Podemos. Una norma que ha roto al feminismo y a toda la izquierda. Pero, no solo eso, porque ha terminado por fracturar al propio gobierno de coalición.


No podía ser de otra manera, ya que el presidente del gobierno se limitó a señalar a su socio gubernamental por los efectos nocivos de la norma, al menos así vistos socialmente, sustanciados en rebajas de condena y excarcelaciones. Sánchez tenía otras opciones, entre ellas la más lógica que hubiera consistido en echar del gobierno a Podemos, máxime en un año en el que no necesita de la aprobación de los presupuestos. Pero, el presidente optó por la solución aparentemente menos traumática para la izquierda, siendo infiel a su fama de excelente estratega político, demostrada con la defenestración de Albert Rivera. Con ello, Sánchez y su partido, el PSOE, se hubieran preparado mejor para el próximo tour de elecciones que nos esperan.  


Ahora, en cambio, está en cuestión la propia continuidad de Sánchez en la Moncloa, dando alas al candidato opositor, un Feijóo que debe frotarse los ojos ante la inmerecida oportunidad que se le ofrece.

sábado, 4 de febrero de 2023

Occidente secuestrado

Ahora, que se ha reeditado el interesante ensayo de Milan Kundera, aquel escritor que nos fascinó con La insoportable levedad del ser, sobre la tragedia de la Europa Central, bajo el título de Un Occidente secuestrado, conviene hacer una reflexión sobre la Guerra de Ucrania que pronto cumplirá un año de mortífera realidad. 


Kundera planteaba sus dudas sobre la idoneidad de la desaparición del Imperio Austro-Húngaro, algo que nos puede parecer hoy en día como extemporáneo. Se refería el intelectual checo al fracaso de aquel mundo centroeuropeo que de perseverar hubiera podido alumbrar un gran Estado federal, pero que se fragmentó en múltiples y pequeñas naciones, cuya fragilidad facilitó que Hitler y Stalin las subyugase. No en balde, los principales enemigos de aquel imperio fueron desde mucho antes otros dos, el alemán y el ruso, muy interesados en acabar con aquella identidad multicultural. A lo largo del siglo XIX e inicios del XX, las revueltas nacionales estallaron en aquel mundo bajo el grito liberador de acabar con la jaula de las naciones que suponía la misma existencia del imperio con capital en Viena. Los nacionalismos nacían entonces y acabaron con aquella entelequia bajo el principio de crear un Estado para cada nación, cuando advirtieron que primero el III Reich y luego la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) se empoderaban de ellos: Checoslovaquia, Hungría, Yugoslavia, Rumanía y hasta parte de Polonia y también Ucrania. Su división permitió el avance, primero del Imperio ruso, y luego de su sucesor, la URSS, moviéndose las fronteras en un continuo balanceo y secuestrando a aquel Occidente, como dijo Kundera.


Ni siquiera la principal virtud de aquellas naciones, que aspiraban a constituir su Estado propio, consistente en satisfacer la cuestión nacional, se concretó satisfactoriamente, porque aquellos herederos demostraron pronto ser otras jaulas, ahora de otras minorías nacionales, contribuyendo en gran medida a la trágica hecatombe sanguinaria de la Segunda Guerra Mundial. Al término de esta, toda Ucrania quedó dentro de la URSS, pero con relevantes minorías nacionales en su seno. Y allí siguen: principalmente unos cuatrocientos mil rumano-moldavos y unos ciento cincuenta mil húngaros que siguen exigiendo sus derechos, fundamentalmente el respeto a sus lenguas. 


Ucrania, tras la caída del Muro de Berlín, osciló nuevamente hacia Occidente, levantando la ansias de Rusia por recuperar el terreno. Es más, las progresivas anexiones rusas, primero en el Donest y luego en Crimea, han tenido como contrapartida la reacción de un nacionalismo ucraniano, atisbado en las matanzas de la Segunda Guerra Mundial. Hasta el punto que se puede considerar el mayor error de Putin el hecho de haber dado alas a la construcción de la propia nación ucraniana, algo a lo que estamos asistiendo en este año de guerra. Y, claro, las naciones exigen uniformidad, entre ellas la de lengua. El Estado-nación ucraniano de hoy pretende acabar con la diversidad de lenguas en su territorio, entre otras razones para impedir que la lengua rusa sea la lengua franca de toda su Estado. 


Una vez más asistimos a la constatación de que los Estados-nación siguen siendo jaulas y que el nacionalismo solo agrava esas graves problemáticas. Recuerden, siguiendo a Kundera, que siempre es mejor aspirar a las realidades multiculturales a través de articulaciones federales, cuyo ejemplo más conseguido es la Unión Europea, que caer en el ombligo nacional, torbellino que solo lleva a la violencia.

lunes, 30 de enero de 2023

Sánchez indica el camino a Podemos

La rectificación de Pedro Sánchez con respecto a la ley del solo sí es sí, después de más de tres centenares de reducciones de penas en el escaso tiempo que lleva en vigor, está indicando el camino a Podemos. 


El goteo de noticias con esas rebajas y, en algunos casos, excarcelaciones anticipadas ha colmado la paciencia del presidente del Gobierno que empieza a temer el horizonte electoral que se nos viene encima en este año. Porque si hay algo que ha afectado a las perspectivas electorales de la izquierda desde que hace cuarenta años recuperamos la democracia es la sensación, cierta o no, de que los gobiernos de esa ideología no son capaces de gobernar con acierto. Recuerden, por ejemplo, la política económica de Rodríguez Zapatero que se saldó con la derrota socialista y la instalación de Rajoy en la Moncloa por espacio de más de seis años.


La ley del solo sí es sí encaja en ese esquema, que penaliza las normas técnicamente deficientes y a sus responsables gubernamentales. Se trata de una legislación que tiene la enorme virtualidad de poner el foco de atención en el consentimiento, logro objetivamente indudable, pero cuya implementación técnica se ha revelado defectuosa, tal como alertó más de un informe previo. Y en ello, existe un responsable dentro del gobierno que es Podemos y una actitud, que se pude calificar de soberbia y que revela incapacitación para la autocrítica.


Sánchez ha tomado conciencia de ello, probablemente ante las perspectivas electorales, pero al imponer la rectificación está intentando evitar que su gobierno sea visto como incapaz e incompetente; consciente de que ello mermaría seriamente sus posibilidades en los próximos comicios generales. 


La decisión socialista de modificar la ley con el acuerdo o no de Podemos, está indicando a la formación morada el camino a tomar, también fuera de un gobierno que Sánchez siempre ha querido que fuera y pareciera competente, como ha demostrado en Europa, plegada a sus tesis por eficaces. Un giro centrista del presidente del Gobierno, cuando ya no necesita sacar adelante unos nuevos presupuestos con los frankenstein, puede ser tentador para Mr. Handsome. No en balde, desde la restauración democrática, siempre se han ganado las elecciones desde el centro.