lunes, 17 de julio de 2023

Un ejemplo de nacionalismo banal

Hoy les quiero hablar del nacionalismo banal. Tal concepto se debe al científico social Michael Billing y se refiere a los elementos cotidianos que todos observamos y que confluyen en las construcciones nacionales.  Así, además de los más conocidos, como las banderas, ocupan un lugar destacado los eventos deportivos.


El deporte, como otras muchas cosas, es objeto de la guerra cultural, algo muy de moda hoy en día, que sostienen las naciones en disputa. Y el ejemplo que les quiero llevar a su examen hace referencia al ciclismo y en concreto a la prueba reina de esta práctica, el Tour de Francia, que siempre tiene una atención destacada en los principales medios de comunicación. Me voy a referir al seguimiento hecho en la edición de este año, próxima ya a concluir, por el El Diario Vasco, cabecera prestigiosa que se publica en San Sebastián y que pertenece al grupo empresarial Vocento, el más importante de prensa -aún llamada- regional en España y que además publica ABC, periódico en cuyo ideario la defensa de la españolidad ocupa un lugar casi tan relevante como su fe monárquica.


El Diario Vasco saludaba la victoria de Peio Bilbao recordando en su primera página que después de cinco años un vasco ganaba una etapa en el Tour de Francia. Esa misma noticia era comentada en medios -aún llamados- nacionales, como TVE o ABC, señalando que por primera vez en los últimos cinco años un español ganaba una etapa de la vuelta gala. Días después, El Diario Vasco informaba, también en primera, de una nueva victoria de un vasco, Jon Izagirre, acompañándolo de un texto en el que en tono épico se destacaba que se agrandaba la leyenda vasca en ciclismo. 


El problema surgió días después cuando ganó otra etapa y ascendió al tercer puesto de la clasificación general, justo por detrás de los dos grandes candidatos a ganar el Tour, un danés y un esloveno, Carlos Rodríguez, un granadino que se ha convertido en la joven promesa del ciclismo español debido a su juventud. Así, lo destacaron muchos de los medios de comunicación españoles. El Diario Vasco señalaba las posibilidades futuras del de Almuñecar, pero sin llevar la información a primera página.


Más allá de que Vocento está en su derecho de conectar con el público que entienda que se encuentra detrás de cada una de sus publicaciones y en esa medida de convertir su producción en rentable económicamente, lo que me interesa destacar es como los periódicos participan de las construcciones nacionales, en este caso vasca o española, a través del nacionalismo cotidiano, elaborando relatos y narrativas ad hoc. Un buen ejemplo.


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