miércoles, 27 de marzo de 2019

Mala salud de hierrro

Albert Rivera parece haber asumido que Ciudadanos no será la primera fuerza electoral tras las próximas elecciones. Así, al menos se desprende de su última propuesta, consistente en ofrecer al PP conformar un gobierno de coalición, otorgando la presidencia de tal gabinete a la formación que saque más votos de los dos.

Tras su grave error estratégico atándose las manos para un futuro entendimiento con el PSOE, el líder de ciudadanos parece haber interiorizado que las elecciones las ganarán los socialistas. O., mejor dicho, que el PSOE será la fuerza más votada.

Ciudadanos, pues, ha renunciado a jugar ese partido, conformándose con su rivalidad con el PP. Ahora mismo, lo único que puede salvar la cara a Rivera es dar el sorpasso  y sacar más votos que el PP. Si no es así, será un fracaso en toda regla.

Después del hundimiento de Podemos, el otro actor político emergente presenta un horizonte de nubarrones, mientras que los denostados viejos partidos políticos gozan de una mala salud de hierro.


lunes, 25 de marzo de 2019

Las virtudes de la Justicia

El juicio que se celebra en el Tribunal Supremo al proceso independentista está desmintiendo la aseveración aireada insistentemente por algunos publicistas y medios de la izquierda consistente en negar cualquier virtualidad a la vía judicial a la hora de contrarrestar la deriva soberanista catalanista. Recuerden el mantra utilizado hasta la saciedad: más política, menos judicialización.

Pese a ello, al menos dos efectos ha tenido ya la celebración del juicio. El primero incide en el respeto que todo ciudadano debe mantener con la administración de Justicia, máxime en un Estado de derecho. Fue iniciarse el juicio y todos los procesados extremaron tal consideración, llegando incluso algunos de ellos a relativizar lo hecho como si hubiera sido una cosa de niños. El reconocimiento de la autoridad judicial, tan denigrada durante todo el proceso independentista, ha quedado así vindicada, lo que supone un triunfo para uno de los tres poderes del Estado español. 

Dirán ustedes que tamaña reacción se debe al miedo y que mediante la coerción nada bueno puede devenir. Yo les responderé que parten de una concepción de la humanidad demasiado optimista, en la medida en que determinadas actividades solo son evitadas por muchos ante el temor a la privación de libertad o al riego de pago de multas  que implica la aplicación de la ley.  Piensen por ejemplo en la evasión fiscal que existiría sin penas coercitivas para combatirla. Todo ello, no implica que no pueda haber independentistas coherentes que con toda dignidad no hayan negado los hechos estos días ante el Tribunal Supremo, aunque tal extremo de coherencia solo ha sido observado en Jordi Cuixart. El resto parecía formar parte de una broma de colegiales, cogidos en un renuncio.

Y el segundo efecto relevante, incide en algo más importante: el de los testimonios de muchos testigos que han dejado helada la revolución de la sonrisa. Ahora, el tribunal deberá calibrar si esos testimonios prueban la existencia de violencia, pero al menos han dejado claro que el sueño de unos conllevaba el llanto de otros, a los que no se les garantizó sus derechos.


lunes, 18 de marzo de 2019

Más que un tiro en el pie

No se si el Brexit será recordado en el futuro como el abandono de un país de la Unión Europea o, por el contrario, como el mantenimiento en ella, pese a un mandato popular contrario.  Lo que sí tengo claro es que hay pocos ejemplos en el pasado de como un Estado logra complicarse tanto la existencia como el producido en el Reino Unido tras la decisión demagógica e interesada de un primer ministro de convocar un referéndum y ocasionar un grave perjuicio  a sus conciudadanos.


Más que un tiro en el pie, se trata de una dramática amputación, sea cual sea el resultado final. Si lo hay. 

martes, 12 de marzo de 2019

Una vez más

El hasta ahora líder israelí, Benjamin Netanyahu, ha sacudido la campaña electoral en su país con unas declaraciones con las que el sionismo cierra un ciclo de más de ochenta años, los mismos que marcaron el surgimiento del nazismo. 

Netanyahu ha pretendido revertir los sondeos que le dan como perdedor en las elecciones, apelando al voto nacionalista hebreo. “Israel solo pertenece a los judíos, no a todos sus ciudadanos”, ha sentenciado.  El líder derechista ha puesto en palabras la deriva hacia un Estado-nación judío, de un Estado que cuando fue constituido admitía la pluralidad étnica y religiosa de sus ciudadanos, contando desde su inicio con una numerosa minoría árabe.

La intención de Netanyahu es negar los derechos políticos de esa minoría, en nombre de una entidad que en su concepción está por encima de los seres humanos: Israel. Eso es exactamente lo que hicieron lo nazis en Alemania, negando precisamente sus derechos a los judíos. Ya sabemos como acabó aquello, con una de las peores infamias de la Humanidad.


Cuando elevamos las estructuras artificiales, ya sean Estados, naciones o cualquiera otras, sobre los hombres que la componen, considerándolas naturales y llenas de una vida que exige el sacrificio de sus integrantes, estamos asomándonos al peor de los abismos. Una vez más.

miércoles, 6 de marzo de 2019

'The troubles'

La policía británica ha detectado y neutralizado tres explosivos en Londres.  La noticia, apenas aireada por unos despistados medios de comunicación españoles, es de hace unos pocos días. No, de los terribles años setenta, cuando the troubles, los problemas, llevaron a Irlanda del Norte a una soterrada guerra civil que hasta los Acuerdos del Viernes Santo ocasionaron tres millares de muertos.

¿Y qué nos ha llevado a creer que volvíamos a esos convulsos años?  ¿Qué nos ha devuelto los problemas?


El referéndum.

martes, 5 de marzo de 2019

Negar lo evidente

El adelanto electoral en la Comunidad Valenciana es sin duda lícito, pero evidencia la prevalencia de los intereses partidistas sobre los generales por parte del dirigente socialista regional Ximo Puig.  Así, se lo ha afeado su socio de gobierno, Compromís, quien entendía que no había razones políticas para disolver un gobierno estable de más de tres años de duración, que puso fin a dos décadas de poder del PP en aquella comunidad.

Puig tenía la opción de esperar al 26 de mayo, cuando acababa la legislatura autonómica valenciana, pero ha preferido adelantarlo al 28 de abril para que coincidan con las elecciones generales. El candidato socialista a renovar su cargo al frente de la Generalitat Valenciana considera que ir de la mano de Pedro Sánchez favorece sus expectativas de voto.

Nada que objetar, al respecto. Tan solo llama la atención que su explicación se haya basado en negar lo evidente, insistiendo en que no había razones partidistas. Y para justificarlo ha invocado el argumento de que al celebrarse con las elecciones generales habrá mayor número de votantes: “Cuanta más participación haya, mejores y más sólidas decisiones se tomarán”.


Como si un error, cometido por muchos, dejara de ser una equivocación.