martes, 5 de marzo de 2019

Negar lo evidente

El adelanto electoral en la Comunidad Valenciana es sin duda lícito, pero evidencia la prevalencia de los intereses partidistas sobre los generales por parte del dirigente socialista regional Ximo Puig.  Así, se lo ha afeado su socio de gobierno, Compromís, quien entendía que no había razones políticas para disolver un gobierno estable de más de tres años de duración, que puso fin a dos décadas de poder del PP en aquella comunidad.

Puig tenía la opción de esperar al 26 de mayo, cuando acababa la legislatura autonómica valenciana, pero ha preferido adelantarlo al 28 de abril para que coincidan con las elecciones generales. El candidato socialista a renovar su cargo al frente de la Generalitat Valenciana considera que ir de la mano de Pedro Sánchez favorece sus expectativas de voto.

Nada que objetar, al respecto. Tan solo llama la atención que su explicación se haya basado en negar lo evidente, insistiendo en que no había razones partidistas. Y para justificarlo ha invocado el argumento de que al celebrarse con las elecciones generales habrá mayor número de votantes: “Cuanta más participación haya, mejores y más sólidas decisiones se tomarán”.


Como si un error, cometido por muchos, dejara de ser una equivocación.

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