domingo, 2 de julio de 2023

La 'Grand Départ' vasca

Este fin de semana, Euskadi celebra la salida de la nueva edición del Tour de Francia, volcándose en un evento en el que las instituciones vascas han gastado 12 millones de euros.


Todo ello para presentar al mundo una imagen renovada del País Vasco, muy alejada de la que ofreció en 1992, cuando el Tour partió de San Sebastián, y en la que el terrorismo eclipsaba cualquier otra consideración sobre la sociedad vasca.


Ahora, treinta y un años después, las instituciones de autogobierno vasco se han volcado en mostrar a la comunidad internacional, a través del magnífico escaparate proporcionado por el Tour, la idea de una comunidad singular en el concierto europeo.


Iniciativas como la que vive estos días el País Vasco hacen mucho más por la construcción nacional que otras que han jalonado todos estos años y, que ni decir tiene, que las basadas en los tiros. 


Los organizadores del evento han cuidado todos los detalles, incluida la profusión de ikurriñas repartidas, para dar una determinada imagen de la sociedad vasca, servida por la televisión pública vasca a todo el mundo, con un nítido mensaje, concretado en la exhibición de la especificidad vasca.


Toda una presentación a escala mundial, en la que los representantes del gobierno español han destacado por su ausencia en la Gran Partida vasca. Debían estar ocupados en otros menesteres.


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