lunes, 18 de octubre de 2021

Lugar y fecha de la declaración de Bildu

El coordinador general de Euskal Herritarok Bildu, Arnaldo Otegi, y el secretario general de Sortu, Arkaitz Rodriguez, han presentado una declaración en la que por primera vez la izquierda abertzale hace una mención específica a toda la violencia causada por ETA, trasladando su pesar y dolor por el sufrimiento padecido a las víctimas y comprometiéndose a mitigarlo en la medida de sus posibilidades.


Se trata sin duda de un paso en la dirección correcta, porque por primera vez la izquierda independentistas vasca incluye a toda la violencia provocada por ETA, no solo a los que se vieron afectados colateralmente, como ya hizo la propia organización terrorista hace tres años, pero el pronunciamiento sigue presentando carencias. De hecho, como se ha observado ya desde las asociaciones de víctimas, no incluye la condena del terrorismo empleado por ETA, lo que es una limitación relevante. 


También se puede argumentar que se trata de un paso necesario para que EHBildu aspire a ser una fuerza política en la que la ética presida su actuación, sobre todo para influir en la política estatal, como de hecho ya empieza a serlo, y para aspirar a presidir el gobierno vasco, circunstancia que probablemente subyace en la declaración hecha pública y que evidencia el verdadero interés de EH Bildu. Es decir, la motivación reside en despejar el camino para lograr más poder, apartando las piedras del camino.


Además, conviene apuntar otro detalle, no menos relevante. Primero la fecha de la declaración, 18 de octubre, y el lugar elegido, el palacio de Ayete. El 20 de octubre de 2011, ETA anunció el cese de su actividad. Dos días antes, el 18 de octubre, una conferencia internacional, compuesta por particulares y algunos partidos, celebrada en ese palacio donostiarra, pidió a ETA que abandonara su actuación, extremo al que se agarró la banda terrorista para acceder a poner fin a su violencia. Es decir, la izquierda abertzale sigue con su relato, consistente en que la desaparición de ETA no se debió a la victoria del estado democrático español, sino a una petición de la comunidad internacional que habría sido acordada en la Conferencia de Paz de Ayete.


Ya se sabe que lo peor es seguir sin querer ver la realidad, porque el dolor de las víctimas del terrorismo solo podrá sanarse con la verdad.

 

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