domingo, 23 de octubre de 2022

La humillación totalitaria

La escena de la expulsión del expresidente chino Hu Jintao que ha podido ver todo el mundo, salvo los chinos, aunque sí los 2.300 delegados del XX congreso del mayor partido comunista existente sobre el planeta, unos 97 millones de afiliados, muestra la humillación que ha inflingido a su predecesor el dictador Xi Jimping, cuyo poder se ha visto incrementado en el cónclave que finaliza en Pekín.


Tras el congreso, el xiísmo quedará equiparado al maoísmo, extendiéndose una sombra de desconfianza sobre el período intermedio y sobre los líderes chinos que guiaron entonces al gigante asiático: el fallecido Deng Xiaoping, Jiang Zemin de 96 años y el propio Hu Jintao, el único que se mantenía políticamente activo. 


La purga sufrida por este último, al que se achaca la corrupción sistémica del Estado chino, revela que el xiísmo va a ser igual de intolerante que lo fue el maoísmo. Ambas corrientes ideológicas se fundamentan en un comunismo que entiende que la utopía pretendida está por encima de cualquier otra consideración, revelando el totalitarismo esencial de sus postulados. 

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