miércoles, 7 de diciembre de 2022

La hybris contra el Poder Judicial

La condena a seis años de cárcel e inhabilitación perpetua a la vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández, viuda de Kirchner, ha vuelto a mostrarnos la hybris de Podemos contra el Poder Judicial. Más allá de que difícilmente la líder izquierdista de Argentina llegue a ingresar en la cárcel, las críticas de la formación española a la sentencia inciden en considerar la resolución un ataque a la democracia, en la medida en que impedirá a la dirigente volver a presentarse en unas elecciones. Para Podemos, eso supone sustraer la democracia, al entender que los votos redimen cualquier conducta ilegal, incluida la defraudación a las arcas estatales de 1.000 millones de dólares.


Ahí está el problema, que puede ilustrarnos por los paralelismos con nuestro país, máxime cuando las últimas reformas legislativas buscan exculpar a políticos. La izquierda no socialdemócrata, y especialmente Podemos, no cree en el Estado de Derecho y considera que el principio democrático invalida cualquier obstáculo legal contra los representantes políticos. Imaginemos que a Trump, quien fue elegido democráticamente presidente de los Estados Unidos y quien amenaza con lograr un segundo mandato, las leyes de su país no pudieran impedirle por un motivo lícito, como puede ser el asalto al Capitolio, volver a presentarse a unas elecciones, como intenta a contrarreloj el Partido Demócrata. ¿Deberíamos aplaudir, entonces, que en el supuesto de ganar esos comicios, regresara al despacho presidencial por muchos votos que obtuviera? También Hitler y Mussolini alcanzaron el poder tras cosechar un considerable número de votos. O los dictadores de izquierdas, como Andrés Ortega en Nicaragua, que tras conquistar el poder democráticamente han acabado con la independencia judicial en sus países y puesto fin al Estado de Derecho. Al igual que hacen los dirigentes iliberales europeos, como Viktor Orbán, que amenaza tras arrasar en cada elección con convertir a su credo nacionalista a todos los poderes de Hungría, pese a que la liberal Unión Europea intente frenar sus ansias totalitarias. 


La democracia siempre estará en peligro cuando las mayorías ponen fin a la división de poderes e instalan a sus representantes en ellos ahogando cualquier disidencia, en lo que pasa ya a denominarse un Estado totalitario. No quiero ni pensar qué haría Podemos si gobernase en solitario y con una holgada mayoría parlamentaria, porque estaríamos cerca del fin de la democracia en nuestro país.


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