lunes, 7 de julio de 2014

La conjura de los necios

El diplomático Carles Casajuana goza de una de las mentes más preclaras de este país, pero como suele ser habitual es poco aprovechada por las instituciones. Tampoco tiene nada de extraño que publique artículos redondos, como el de hoy en El País. Escribe sobre los países con democracia poco arraigada, como España, domde cambia la ley de educación, la línea editorial de la televisión pública y la orientación de órganos e instituciones, dependiendo de quien gobierne. Donde con cada nuevo gobierno se sustituyen no solo secretarios de Estado, sino directores y subdirectores generales de la Administración pública; es decir, a profesionales con muchos añosmde experiencia. Y dónde se desconfía de los que van por libre, que son capaces de expresar la crítica a un lado y otro, porque, como dice Casajuana, la conjura de los extremos, aquella que nos condujo a la Guerra Civil, se ha transmutado hoy en día en la conjura de los opuestos que no admiten que haya nadie sin adscripción. Terrible, sí, la conjura de los necios.

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