miércoles, 5 de diciembre de 2018

Estulticia humana

Un referéndum celebrado en Kaliningrado impìde que el aeropuerto del enclave ruso reciba el nombre del filósofo Inmanuel Kant, el vecino más ilustre de toda su historia. Sin duda, se trata del último ejemplo de la estulticia humana.

Kant es el gran filósofo que alumbró el idealismo, cuyos presupuestos siguen configurando el mundo contemporáneo. Sin su pensamiento no se podría entender ni el Romanticismo, ni la época actual marcada por el subjetivismo,  que irrumpió hace un siglo con las Vanguardias artísticas, y en la que el nacionalismo ocupa un lugar tan desmedido, que incluso ha convertido al filósofo en una de sus víctimas.

Kant nació en 1724 en la ciudad de Königsberg perteneciente en aquellos momentos al reino de Prusia. Salvo un breve período de tiempo al finalizar aquel siglo en que fue conquistada por Rusia, la ciudad siguió en la órbita cultural germana y cuando se constituyó el Imperio alemán formó parte del mismo.  El desastre del nazismo facilitó la ocupación de la ciudad por la Unión Soviética en 1945. Las nuevas autoridades rusas expulsaron a la población alemana y procedieron a rusificar la ciudad, bautizándola como Kaliningrado. Tras la disolución de la URSS, el enclave quedó separado físicamente de Rusia y enclavado entre Lituania y Polonia, aunque sigue perteneciendo a Moscú.

Una campaña nacionalista rusa ha logrado ahora que el aeropuerto de la ciudad no lleve el nombre de Kant, tras ser derrotado en un referéndum por el de Isabel Petrovna, la reina rusa que a finales del XVIII ocupó transitoriamente Königsberg. Un ejemplo más de  la estupidez colectiva.


No hay comentarios:

Publicar un comentario