martes, 4 de junio de 2019

Rivera

El presidente de Ciudadanos ha impuesto en su formación política su estrategia opositora al PSOE con la que pretende convertir a Ciudadanos en el principal rival socialista, escorándose a la derecha y segando la hierba del PP, partido al que aspira a derrotar en la pugna interna que mantiene y sobrepasar en apoyo popular.

Tal estrategia se ha saldado, de momento, con sendos fracasos en las dos últimas elecciones, especialmente en los comicios municipales, regionales y europeos, donde Ciudadanos ha quedado a una considerable distancia del PP.

Dicha estrategia tiene una única razón de ser: la partidista, alejada de los intereses comunes de los españoles. Rivera considera que la única manera que tiene su formación de crecer es presentándose como el líder de la derecha, reemplazando al PP y desarrollando una oposición frontal con el PSOE. Sin embargo, los resultados de la última cita electoral no acompañan tal análisis. Es más, el abandono del centro y de la capacidad de diálogo con todos los partidos constitucionalistas, algo que tenía a gala no hace ni un año Ciudadanos, no solo no parece rentar a la formación naranja, sino que le hace un flaco favor a España.

Es difícilmente comprensible, a ojos de todos aquellos capaces de quitarse las anteojeras ideológicas, como ocurre en la civilizada Europa, que en un Estado que sufre los diferentes embates del nacionalismo-populismo, las dos formaciones con apoyos suficientes para construir una mayoría y desbaratar tales ataques, no sean capaces de ponerse de acuerdo, ya sea con un gobierno de coalición o de apoyo parlamentario, dando la estabilidad necesaria a una sociedad que sobre todo anhela progresar.

Rivera tendrá que dar cuenta de ello.



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