En la polémica vivida entre Djokovic y Australia, lo más relevante a destacar es que el país situado en nuestras antípodas ha mostrado al mundo como debe ser un Estado de Derecho. Aquel en el que nadie puede saltarse la ley por muy afamado que sea.
La decisión de deportar al tenista tiene además un componente económico negativo para el torneo y en consecuencia para la propia Australia. Pese a ello, el gobierno del país optó por la expulsión, demostrando que el verdadero Estado de Derecho debe estar por encima del interés económico.
Todo lo contrario de lo que ha sugerido el alcalde de Madrid, que debe desconocer la esencia de un Estado de Derecho.
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