El hecho de la alta participación en las elecciones del domingo, que debe satisfacernos a todos, no evita que sobre sus resultados se adivinen malos presagios. Voy a intentar sintetizarlos:
- La enorme fragmentación política que vivirá el nuevo Congreso de los Diputados. Tal hecho, unido a la escasa cultura del acuerdo entre nuestros actores políticos, se traducirá en mayores trabas a la hora de afrontar los problemas que padece nuestro país.
- En ello, también influirá negativamente los personalismos, otra de las seculares características negativas de nuestros políticos. El mejor ejemplo se puede observar en la nula sintonía entre los dos dirigentes que más se beneficiarán de los resultados del domingo: Pedro Sánchez y Albert Rivera.
- Más de dos millones y medio de personas, cerca de un 17% de los votantes, han respaldado a Vox, una fuerza política neofascista, que como tal es sumamente nacionalista.
- En Cataluña, el voto independentista se ha incrementado en unas elecciones generales en unas 400.000 personas.
- Este hecho, reforzará al nacionalismo catalanista, lo que sostendrá la reacción contraria del nacionalismo españolista, ya advertido en los últimos tiempos en formaciones como el PP y Ciudadanos, además de, por supuesto, Vox.
- El escenario de incremento, por tanto, del choque de los nacionalismos estará más cerca, lo que solo puede traer consecuencias negativas.
Todo ello debería llamarnos a la reflexión.
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