lunes, 26 de abril de 2021

Más que crispación

Si alguien hubiera augurado hace diez años la lamentable situación política que vivimos en España y especialmente en Madrid, hubiera sido tachado de loco. Sin embargo, día a día nos superamos en crispación, entrando ya en los terrenos de la violencia, lo que presagia más que negros nubarrones.


En 2010, España vivía los embates de la terrible crisis económica que se desató tras estallar la burbuja inmobiliaria cuatro años antes. Fueron años en los que constatamos que el bello relato de un continuo progreso, alimentado por la ejemplar transición política que puso fin al sórdido franquismo, no solo podía ser falso, sino que presentaba graves fallas. Por ello, en mayo de 2011, va a hacer ya diez años, surgió el 15-M y el plácido bipartidismo nacido en 1982 se hizo añicos.


Si los síntomas eran ciertos, lo sucedido desde entonces ha estado presidido por un incremento sustancial de la ideologización de la sociedad, como respuesta primero a aquella crisis y después a la crisis de representación que denunció la formación surgida de aquella protesta: Podemos. Y como reacción, Vox.


Por eso, el diagnóstico del remedio debe pasar por el diálogo y construcción de ententes de entendimiento del resto de formaciones políticas, máxime ante la crisis que va a derivarse de la pandemia, que puede agravar los efectos de la gran recesión de 2008.


Por ello, no se entiende que formaciones políticas con tradición en nuestros cuarenta años de democracia se embarquen en discursos binarios y maniqueos. Lo que deben hacer es consensuar con el resto de partidos no radicales las políticas necesarias para dejar atrás estos negros diez años.


Y el próximo 4 de mayo, Madrid tiene la oportunidad de enderezar el rumbo, ofreciendo una sabia lección al resto de España. Ojalá fuera así.


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