miércoles, 8 de diciembre de 2021

La suerte está echada

La partida estratégica que Putin lleva a cabo con Estados Unidos y Europa no para de dar frutos para el autócrata ruso. Joe Biden se ha limitado a anunciar nuevas sanciones económicas contra Rusia si sus tropas vuelven a invadir Ucrania, país que ha visto en los últimos años como la península de Crimea era anexionada a Moscú y las regiones del Donbás quedaban fuera de su autoridad efectiva. Putin, pues, ha podido comprobar que su progresiva ocupación de Ucrania no va a desatar una contraofensiva bélica de Occidente, lo que supondrá  que tarde o temprano el presidente ruso podrá con perseverancia poner fin al sueño de la Ucrania independiente de Moscú. 


El autócrata es consciente también de que la población europea difícilmente apoyaría una guerra con Rusia por ese terreno perdido en el este del continente. Respecto a los deseos de la población rusa, no cuentan en la mentalidad de un dirigente que logra su periódica reelección, cambiando las normas necesarias, adobando a sus compatriotas con el nacionalismo, como suele ocurrir con esa ideología.


Ucrania además ha perdido importancia estratégica y eso lo sabe también Putin. El nuevo gasoducto que une ya Rusia y Alemania a través del Báltico, condena a Ucrania a la irrelevancia, porque el ansiado gas llegará de todos modos a una Europa que necesita de una fuente energética cada vez más atractiva en un escenario de transición ecológica.


La suerte está echada.

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