domingo, 5 de diciembre de 2021

Los partidos, como obstáculo

Las palabras de la vicepresidenta Yolanda Díaz, reconociendo que los partidos políticos son percibidos por la ciudadanía como un “obstáculo”, son valientes y ponen el foco de atención en una de las mayores dificultades en el desarrollo democrático de nuestro país. No solo porque nuestros partidos han colonizado las instituciones, sirva de ejemplo el bochornoso espectáculo dado con la renovación del Tribunal Constitucional, sino porque en 1978 volvimos a reproducir el modelo de partidos decimonónico, más cercanos a las banderías, que a un espacio de debate y discusión donde debe primarse la capacidad intelectual y no la disciplina. 


El problema de lo dicho por la lideresa de Podemos en el Gobierno Sánchez incide en que la alternativa a los partidos son los movimientos, porque para los que peinamos canas esa palabra nos produce un sarpullido, recordando, por ejemplo, el Movimiento de Liberación Nacional que enarboló ETA o el Movimiento Nacional de la sordidez del franquismo. Los movimientos en sí son peligrosos, máxime en democracia. 


Ello nos deja poco margen, pero, en cualquier caso, bienvenido sea el debate provocado por la ministra de Trabajo, que ha recuperado del 15-M la que sin duda fue la más positiva de sus críticas, clamando que esos partidos no nos representaban, aunque deslizándose en una preocupante deslegitimación de la democracia representativa.

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