viernes, 20 de junio de 2014

A vueltas con los aplausos

Un ejemplo de lo surreal que puede llegar a ser la política de este país lo tuvimos ayer en la proclamación de Felipe VI. Artur Mas no aplaudió el discurso porque el nuevo monarca no habló de la España plurinacional, lo cual no deja de ser chocante en un dirigente político que pretende la independencia, no fórmulas confederales de organización del Estado. O al menos eso sostiene públicamente, negando que este negociando con el futuro de los siete millones de ciudadanos que habitan en Cataluña. Los periodistas se fijaron también en Iñigo Urkullu, quien sí aplaudió al final del dicurso, aunque a algunos les pareció poco tiempo. También lo hizo cuando el rey mencionó a las víctimas del terrorismo. Tal vez para compensar no se quedó a la parada militar.

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