jueves, 26 de octubre de 2017

Alea jacta est

Es conocido que tales fueron las palabras de Julio César, el dirigente de mayor prestigio de la facción popular, cuando saltándose la legalidad, perpetró el golpe de gracia contra la república, utilizando el beneficio del pueblo como argumento justificativo de su actuación. Hoy, dos mil años y sesenta y seis años más tarde, podemos volver a pronunciarlas y como entonces aciagos temores se desatan, meros presagios de un negro porvenir.

El presidente de la Generalitat parece decidido a consumar su golpe de Estado contra el Estado español, despreciando el diálogo y proclamando la independencia catalana. Y lo haría ignorando la ley y el Estado de derecho, y ocultando que no disfruta de una mayoría democrática que avale su ambición.

Mañana la suerte estará echada. Y nada impedirá que la violencia se enseñoree de nuestras vidas. Como cuando fue vadeado el Rubicón. Esperemos que en estas últimas horas, prevalezca el criterio de no atravesar el río.


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