martes, 24 de octubre de 2017

Dos escenarios, dos futuros

La semana pasada les hablé de los dos escenarios que durante esta semana protagonizarían la crisis catalana: el Senado y las calles. El primero, como un espacio democrático. Y el segundo, revolucionario. Evidentemente, cuanto más productivo sea el debate en la Cámara Alta más posibilidades habrá de parar la peligrosa pendiente por la que nos despeñamos todos los españoles. Y al contrario, cuanto más algaradas haya, más cerca del desastre final estaremos.

La posible presencia de Puigdemont en el Senado es una gran noticia, que debería completarse con un debate y con una decisión democrática al final del mismo. De ser así, lo cual es mucho suponer hoy en día, veríamos la primera luz en meses de oscuridad, porque eso supondría que el presidente de la Generalitat sigue al fin el modelo del lehendakari Ibarretxe que propuso una nueva relación vasca con España y tras ser derrotado democráticamente, desistió.
 
En cambio, las proclamas a la lucha de las CUP, los llamamientos de los Jordis a la resistencia y las manifestaciones previstas en los próximos días, sean de un signo u otro, nos conducen al pozo negro que está al final de la cuesta por donde rodamos.

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