lunes, 26 de octubre de 2020

¡Viva la muerte!

El gobierno de Pedro Sánchez ha hecho lo que tenía que hacer, decretando el Estado de alarma. Es más, lo tendría que haber hecho hace mes y medio, antes de que la curva de contagios nos terminara aplastando. Por segunda vez, la primera fue al inicio de la pandemia, llega tarde. Está claro que es difícil que el ser humano aprenda de sus errores.


Dicho esto, bienvenido sea el nuevo decreto de alarma, independientemente de la duración del mismo, hasta mayo como pretende el gobierno, o menos largo, como parecen insinuar algunos grupos parlamentarios, como el PP y Ciudadanos. Este extremo, de menor importancia en su consideración, puede someterse a corrección en un futuro, si se observa la derrota de la segunda ola del coronavirus.


Lo que sí es más relevante es la petición de explicaciones a otros grupos parlamentarios, como los del PP y ERC,  por haber sido tan cicateros con la extensión de los primeros estados de alarma cuando sufríamos la primera ola del Covid-19. Si esos grupos hubieran apostado por una desescalada más completa bajo el paraguas jurídico del Estado de alarma, no nos encontraríamos en la situación que padecemos hoy en día y habríamos salvado a muchos de los cinco mil fallecidos que se estima han muerto en esta segunda oleada.


Porque estamos hablando de muertes. Esa es la gravedad del caso. Y por eso es revelador el pronunciamiento de Vox contra la reintroducción del Estado de alarma, el único partido que hasta el momento se ha posicionado radicalmente contra tal medida. Extremo que forma parte de su negacionismo, al estilo de Trump, dando alas a las manifestaciones libertarias que se vivieron en la primavera pasada contra el primer confinamiento, anteponiendo la libertad individual frente a la salud pública, primando a los fuertes sobre los débiles Todavía recordamos en nuestra memoria las imágenes del descapotable ornamentado de banderas, recorriendo las calles. 


Con su posicionamiento, Vox se ha retratado, ofreciéndonos una coincidencia de su credo político con la que cerrará un círculo de 85 años. Será el próximo 12 de octubre. Ese día de 1936, en el paraninfo de la Universidad de Salamanca, subió al estrado el general Millán Astray para gritar: ¡Viva la muerte!

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