martes, 24 de noviembre de 2020

Se cayó del guindo

Parece que Estados Unidos va a salvar su democracia, después de que el populista Donald Trump la haya puesto a prueba con un ataque demoledor ejecutado premeditadamente desde la misma noche electoral. La orden para iniciar el proceso de traspaso de poder significa una cierta aceptación de la realidad por parte del todavía presidente, independientemente de que continúe su batalla en los tribunales y no sean aún descartables otras maniobras.


Sin embargo, la tensión que Trump ha sometido desde el pasado día 3 al sistema de recuento electoral ha socavado seriamente a la propia democracia estadounidense, la más antigua en vigor del mundo. Ese será el legado más recordado de un presidente que antepuso sus intereses personales a los de una nación de más de 325 millones de ciudadanos.


Pero, las consecuencias del ataque a la democracia estadounidense serán sin duda más profundas, acelerando el fin de la hegemonía de esa nación en el mundo y acabando con el denominado siglo americano, iniciado en 1919 sobre las ruinas de la Gran Guerra, cuando el entonces presidente Wilson impuso a la hasta entonces dominante Europa el nacionalismo para evitar el socialismo. Setenta años después, tal victoria se completó con la implosión de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y con el fin del mundo bipolar, dando paso a  una sensación multipolar que, ni diez años más tarde, fue discutida por China, que acababa de recuperar Hong-Kong y reivindicaba su ascensión al mismo poder planetario ostentado por unos Estados Unidos, cuya autoridad ha sido socavada como nadie por Donald Trump.


Sí, el que anoche se cayó del guindo, después de precipitar la decadencia de su país.



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