miércoles, 28 de julio de 2021

La mascarilla

No se si ustedes lo barruntan ya o si prefieren no hacerse a la idea, pero me temo mucho que nunca volveremos a vivir sin el uso de las mascarillas. Al menos en los próximos años.


Nos conviene hacernos a la idea, en el momento en que las autoridades de diferentes países están volviendo a la recomendación de su uso, también para los que han completado la pauta de vacunación, de la que probablemente sea necesario en el próximo año y en los sucesivos un periódico recordatorio. La inmunidad de rebaño, aquella que pensábamos que se alcanzaría con el 70% de la población, está de hecho mucho más lejana ante las apariciones de las mutaciones del coronavirus, algo que sería raro que decreciera en un futuro. En suma, debemos hacernos a la idea de mantener la mascarilla para su uso en determinadas circunstancias, al menos, en los próximos años.


Sí, la mascarilla llegó para quedarse. Esa protección, que hasta hace año y medio solo habíamos visto en contadas ocasiones y normalmente relacionado su uso con personas de origen oriental, puede ser la metáfora de un cambio de pensamiento en nuestro mundo, donde principios basados en la libertad individual cedan protagonismo en favor de lo colectivo, de lo social, y no solo en su aspecto sanitario.


Nuestro mundo cambio en marzo de 2020. Para siempre.

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