jueves, 22 de marzo de 2012

Lecciones ante el caso del terrorista islamista

La muerte del terrorista francés, de origen argelino, autor de siete asesinatos, tres de ellos niños, no cierra un caso que debería dar de pensar a nuestras sociedades occidentales. Desde hace una década nos enfrentamos en Occidente  a un terrorismo yihadista, de inspiración islamista, que tiene a Al Qaeda como matriz.  Con el caso de Mohamed Merah, constatamos ahora que esa amenaza organizada y colectiva puede derivar en múltiples  casos individuales. Se trata de individuos radicalizados que actúan por propia iniciativa, aunque puedan contar con apoyos de células más o menos relacionadas con Al Qaeda. Las autoridades francesas han intentado coger vivo a Merah. Finalmente no ha sido posible por lo que será más difícil poder establecer hasta que punto recibió apoyos el terrorista. En cualquier caso, Occidente debe ser consciente de que actuaciones individuales de este tipo pueden repetirse. Y la única manera de combatirlas es con más labor de inteligencia, además de  incidir en ahondar en lo que ha sido Europa en estas últimas décadas: un lugar donde se respeta la diversidad.

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