viernes, 4 de abril de 2014

El nuevo brujo

Mario Draghi ha vuelto a usar el lenguaje verbal para enfriar los negros nubarrones de crisis, ante los temores a la deflación que atenazan a Europa. Sus palabras han sido: "El consejo de gobierno del Banco Central Europeo se ha comprometido por unanimidad a usar instrumentos no convencionales dentro de su mandato para hacer frente a los riesgos de un periódo demasiado prolongado de baja inflación". De entre ellas, la clave parece que es el término unanimidad, que implica que el representante de Alemania en el BCE está dispuesto a aceptar medidas  heterodoxas para zafarnos de la temida inflación, el nuevo fantasma que recorre Ruropa. Con el enterior, con la crisis del euro, Draghi lo frenó con otras palabras ya famosas:"Haré todo lo necesario. Y créanme, será suficiente". El presidente del Banco Central Europeo utiliza el lenguaje verbal como los brujos de la prehistoria, como aquellos chamanes que trasmutaban en certeza la fe de aquellos que querían creer.  A fin de cuentas, no estamos tan alejados de aquella época en la que las palabras mantenían su carga mágica, capaz de pretender cambiar la realidad. El capitalismo finaciero de este mundo globalizado se sostiene por las escasas certezas que infunden aquellos que tienen rango de brujos

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