jueves, 10 de abril de 2014

Oídos sordos

Artur Mas, presidente de la Generalitat catalana y máxima autoridad del Estado español en Cataluña, hace oìdos sordos a la decisión del Congreso de los Diputados, la cámara baja del Parlamento español. La decisión de no trasferir a la comunidad autónoma las competencias en materia de consultas populares ha sido respondida por Mas acelerando los trámites para aprobar una ley electoral catalana y otra de consultas ad hoc para forzar un referéndum que indudablemente tendrá la respuesta ansiada. Cataluña es la única comunidad autónoma que no dispone de una ley electoral propia, porque desde la llegada de la democracia, los partidos políticos de aquella regiön han sido incapaces de ponerse de acuerdo para legislarla. Eso supone, algo lamentable para cualquier independentista, que el órgano que debe tutelar la neutralidad en el proceso peblisciario sea la Junta Electoral Central y no un organismo creado por las instituciones catalanas.  Salvo que en la futura ley de consultas que tramita el Parlamento catalán, los nacionalistas se salten esta formalidad y creen un organismo que les garantice el resultado plebiscitario. A fin de cuentas, el derecho a decidir no tiene en cuenta esa minudencia llamada legalidad, como vemos ya prácticamente a diario. Antes que nada están los sueños de unos. El proceso sigue, pese a todo, pese a los sueños de otros y aunque haya que orillar la legalidad, esa tontería cuando el populismo se disfraza de democracia.

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