Ayer al mediodía mientras Málaga y Cádiz sufrían un tremendo temporal de lluvias, que a esas horas ya se había cobrado su primera víctima mortal, los medios de comunicación seguían más interesados en las exequias a Fidel Castro, nueve días después de su muerte, y en la previsión del referéndum italiano y de las elecciones presidenciales austriacas. En concreto, la SER apenas dedicó espacio a lo que pasaba en Andalucía, suprimiendo incluso las desconexiones locales en aras del mayor lucimiento de sus equipos desplegados en Santiago de Cuba, Roma y Viena.
Fue un claro ejemplo de lo que nunca debe hacer el periodismo: carecer de cintura para readaptar los esfuerzos a la cambiante realidad. Siguió con el guión previsto, pese a lo que caía en Málaga y Cádiz.
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