martes, 27 de noviembre de 2018

El sino de las naciones

La escalada bélica entre Rusia y Ucrania evidencia aún más el precario mundo de los Estados-nación que padecemos.  El ataque a una flotilla por parte de las fuerzas armadas rusas es un jalón más en el curso de unos enfrentamientos que se han saldado, hasta ahora, con la anexión de Crimea por parte de Rusia y la secesión de las provincias del Donetsk. 

Hasta 1990, ambos estados formaron parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, el imperio comunista que garantizó la paz durante más de siete décadas. Desde entonces, la tensión bélica ha ido creciendo entre esos dos estados y entre otros de la antigua URSS.  


Es el sino de las naciones, enfrentarse entre sí. En 1918, con el fin de la Primera Guerra Mundial, la doctrina Wilson impuso el fin de las grandes estructuras estatales: los imperios alemán, austro-húngaro, ruso y otomano. Nada más independizarse, los estados-nación herederos se lanzaron a una carrera destructiva de unos contra otros, que tuvo su máximo esplendor en la trágica Segunda Guerra Mundial.

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