martes, 3 de marzo de 2020

Irracionalidad

Más allá de que toda pérdida de vida humana sea dramática, las consecuencias económicas del coronavirus son, hoy por hoy, más perniciosas. De hecho,  de seguir con la pauta de las dos últimas semanas, estas amenazan con provocar más estragos que, como siempre, se cebarán más en los más desfavorecidos del sistema económico.

Lo vivido estos días, especialmente, en las bolsas mundiales solo puede ser calificado de una manera que incide en lo irracional, algo en lo que nuestras sociedades contemporáneas parecen instalarse cada vez más con mayor comodidad.

Máxime si tenemos en cuenta lo poco que queda en el hemisferio norte para el fin del invierno, momento en el que el virus, como el de la gripe, tendrá una menor capacidad de transmisión, tal como las voces académicas empiezan a señalar. Se podrá replicar, entonces, que el problema pasará al hemisferio sur, y así, según el ciclo anual, de uno a otro, consecutivamente, hasta que los científicos sean capaces de lograr una vacuna.

Hasta entonces, nos conviene no incrementar gratuitamente las consecuencias económicas, que al final, debido a la estulticia humana, pueden ser infinitamente peores que las sanitarias.


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