viernes, 14 de diciembre de 2012

De pacífico, nada


El mar de China, en el oceáno pacífico, se está convirtiendo en un escenario geoestratégico de mucha tensión. Las disputas territoriales se reactivan entre los Estados ribereños, propiciadas por el ascenso de China a actor hegemónico de primer orden, capaz en pocos años de desbancar a Estados Unidos del número uno mundial.

Esa zona del océano Pacífico  alberga importantes yacimientos de gas y petróleo, lo que unido a la exaltación nacionalista, verdadera lacra de la Humanidad, genera un cóctel altamento peligroso. De hecho, los gastos en armamento de los países asiáticos no hacen más que incrementarse.

Esta es la razón de los choques fronterizos por islotes y otras naderías entre una China emergente y un Japón decadente, que hace menos de un siglo mantenían una relación inversa. Pero no son los ùnicos actores: también Filipinas, Vietnam, Brunei, Malasia y Taiwán hacen gala de irredentismos.

Para cerrar ese negro panorama tenemos a Corea del Norte, un país más peligroso por su atroz atraso que por su verdadera capacidad nuclear.

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