viernes, 4 de octubre de 2013

Obvio

Por fin un alto cargo socialista ha reconocido la obviedad, al considerar un error la frase de Rodríguez Zapatero de que aceptaría cualquier Estatuto aprobado en Cataluña. Evidentemente, aquella manifestación mitinera, pronunciada en 2003, fue el origen de la crisis catalana que hoy padecemos en España. No hay nada peor que un político aliente el nacionalismo. Cualquier nacionalismo. Lo hicieron personajes que trajeron grandes penalidades a la Humanidad y a la Historia me remito. Pero también lo hicieron otros cuyo recuerdo ha salido mejor parado, como Charles De Gaulle que desde el balcón consistorial de Montreal no se le ocurrió otra cosa que gritar por un Quebec libre, alimentando un nacionalismo hasta entonces muy débil y que desde entonces ha puesto en dos ocasiones a Canadá en una difícil encrucijada. En 2003, Zapatero era líder de la oposición a un PP con mayoría absoluta. El recien elegido e inexperto nuevo secretario general del PSOE necesitaba ampliar su base electoral para plantearse vencer al PP de Aznar. Por ello dijo aquellas palabras, cuyas consecuencias están hoy presentes.

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