jueves, 24 de octubre de 2013

Religión y libertad

El prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el antiguo Santo Oficio, el arzobispo Ludwig Müller, ha cerrado la puerta abierta por el Papa Francisco para que los divorciados y vueltos a casar puedan recibir la comunión católica. Se trata de una evidente contradicción ante lo opinado por el obispo de Roma, quien se mostró favorable a estudiar la situación de los católicos que tras divorciarse y volver a formar un hogar aspiraban a poder comulgar en las Iglesias.  Cada uno podrá opinar al respecto lo que quiera e incluso criticar, pero no se debe perder de vista que la adscripción a una religión es voluntaria, al menos en los tiempos actuales y en la mayoría de ellas, que no en todas. Así que, al menos en Occidente, uno es muy libre de pertenecer o no a la confesión que quiera. Tan solo hay que tener claro donde está cada uno y en que asociaciones se adentra.

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