viernes, 22 de noviembre de 2013

Aprender de Camus

Aprender de Camus es tan necesario ahora como hace sesenta años, dice Antonio Muñoz Molina en su artículo semanal que publica en Babelia. Yo voy a más, creo que es ahora mucho más necesario que nunca el camino de la racionalidad escéptica y de la bùsqueda de modestas soluciones tangibles que hagan mejor la vida, en vez de grandilocuentes planteamientos revolucionarios. Máxime en el mundo convulso que se avecina, donde las injusticias, me temo, no pararán de crecer. Es el momento de poner a enfriar las ideologías, porque como señala Muñoz Molina no hay tiranías legítimas, ni es lícito borrar la individualidades para someterlas a la siniestra uniformidad de las identidades colectivas. Como decía Camus, marcado por la violencia de la independencia de su Argelia natal, ni todos los árabes eran terroristas fanáticos ni todos los europeos eran unos funcionarios o terratenientes tiránicos. La mayor esperanza para todos hubiera sido, en vez de despeñarse por el camino de la violencia, convertirse en eiudadanos iguales ante la ley.

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