jueves, 2 de enero de 2014

Lección letona

Letonia se convirtió ayer en el décimo octavo socio de la eurozona al asumir la moneda europea como propia de su Estado-nación. Dicha noticia tiene escasa trascendencia, salvo si valoramos lo dicho por Mãrtins Kãsaks, el economista jefe del Swedbank, la principal institución financiera del país báltico. Para Kãsaks el ingreso en la eurona pone fin a una larga trayectoria de Letonia, iniciada con la independencia de la entonces Unión Soviética y que tuvo como jalón importante la inclusión de la república báltica en la Unión Europea en 2004. Pero es ahora, con la asunción del euro, cuando Letonia marca distancias con Rusia, a juicio del experto economista. Su afirmación refleja la pobre realidad de los Estados-nación de siglo XXI. La verdadera soberanía se alcanza económicamente, no mediante retóricas políticas. Letonia ha logrado por fin su independencia del gigante ruso gracias a que puede disponer de la moneda europea. Dos conclusiones son extraíbles de ello. Por un lado, que ya no existe soberanía completa para los Estados-nación, como muestra el hecho de que Letonia se ha visto impelida a prescindir de su moneda y engancharse a la europea. Y por otro, que hoy en día es absurdo el plantear independencias y soberanismos, cuando manda la economía y no la política. Ni siquiera la nacionalista.

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