martes, 31 de diciembre de 2013

Una ley, sin ideología

José Antonio Monago, el presidente de Extremadura y miembro del Partido Popular, ha pedido una ley del aborto sin ideología. Debe de ser el primer político de nuestro país que se atreve a plantear en las tres últimas décadas una norma de peso basada en la experiencia y no en la ideología. Bienvenido sea, si con ello conseguimos que su senda sea seguida por otros dirigentes. Nuestro país adolece de una inflación ideológica, explicada por una Transición Democrática nacida de una dictadura. La ideología se convirtió entonces en la quimera capaz de solucionar todos nuestros perseverantes problemas. En estas décadas de democracia hemos asistido a profusión de leyes educativas profundamente marcadas por el sesgo ideológico que según se alternaban los dos partidos mayoritarios eran cambiadas. Con el aborto llevamos camino de ello. Tras una ley de supuestos que solucionó un evidente problema, elaborada por Felipe González, llegó una ley de plazos con la que Rodríguez Zapatero quiso implementar su ideología. Ahora, Mariano Rajoy pretende hacer lo mismo, llevando la ley al extremo contrario. Si había una ley de aborto capaz de evitar problemas y aunar consensos, ¿para qué hubo que cambiarla? Para imponer, como ahora se pretende, una determinada ideología.

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