miércoles, 18 de diciembre de 2013

Rusia vuelve

Vladimir Putin escenificó la semana pasada en el tradicional discurso sobre el estado de la nación la vuelta de Rusia al club de potencias hegemónicas en el mundo. Y ayer mostró a Europa que Ucrania es su patio trasero, atando a KIev con el gas hasta 2019. Las palabras del presidente ruso de hace unos días se escucharon en la sala San Jorge del Kremlin, donde hace dos siglos los zares impartían órdenes a su imperio. Putin mostró su orgullo por haber impedido a Occidente desencadenar una intervención militar en Siria, como sí hizo antes en Libia. Y advirtió a Estados Unidos que Rusia no permitirá una superioridad militar yanqui. Las grandilocuentes palabras de Putin no están exentas de realismo. La caída del Muro de Berlín y la implosión de la Unión Soviética llevaron a muchos a creer en un futuro unipolar dominado por Estados Unidos. Sin embargo, asistimos a un mundo multipolar, donde otras potencias como China hacen sentir su hegemonía y donde Estados Unidos retrocede.  El ascenso ruso explicitado por Putin fue explicado por el mandatario por su ligazón con una ideología conservadora, en la que el referente religioso ortodoxo ocupa una posición central. La persecución a la homosexualidad forma parte de este ideario, así como el escaso respeto a la democracia y al Estado de Derecho.

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