lunes, 27 de octubre de 2014

Corrupción: razones y soluciones

El histórico dirigente socialista asturiano, José Ángel Fernádez Villa, pretende justificar la posesión de un millón cuatrocientos mil euros como herencia de su madre, que fue propietaria de un modesto bar. La coartada deja mucho que desear y abunda en el descrédito de quien fue el verdadero hombre fuerte en la sombra de los gobiernos socialistas en el Principado de Asturias durante décadas. Mientras, una operación contra la corrupción dirigida por la Audiencia Nacional, permite la detención de Francisco Granados, el que fuera número dos de Esperanza Aguirre cuando ésta gobernaba en Madrid, del presidente de la Diputación de León y de otros seis alcaldes, cuatro de ellos del Partido Popular. La corrupción, entendida como saqueo del dinero público, parece una actitud anidada en el seno de nuestra sociedad. Se ha propuesto diversas causas explicativas, entre ellas la no consideración negativa de tamaña actitud ya que no se trata del robo a un particular sino del erario público, algo alentado incluso socialmente en una colectividad que no entiende el concepto de lo común. Sea cual sea la razón de ello, nuestra cultura católica frente a la protestante anglosajona u otras, lo que no es admisible es la propagación de esta actitud entre los responsables de la Administración pública, sean del color político que sean. Ahí está una de las tareas más relevantes a emprender. Y para ello, por un lado, hay que obligar a los partidos políticos a variar su sistema jerárquico, basado en la sumisión, por otro donde prime la crítica constructiva. Y por otro, acabar con la jibarización política de la Administración pública.

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