viernes, 24 de octubre de 2014

Transversal, no tanto

Uno de los mantras que los soberanistas catalanes invocan desde hace tiempo es la pretendida transversalidad social del proceso independentista; es decir, niegan que sean unas elites las que han puesto en pie y la mantienen la reivindicación independentista, asegurando que tales ansias recorren toda la sociedad catalana. El artículo de Félix Ovejero hoy en El País desmiente en gran medida esta pretensión. Y con datos: solo para el 10% de los catalanes la relación entre Cataluña y España es el principal problema, según un barómetro de éste mismo año. Y solo el 11% de los entrevistados en los hogares más humildes considera que la situación territorial sea uno de los principales problemas de Cataluña. Por ello, el profesor universitario sentencia: "Sencillamente, los problemas de los políticos no son los problemas de los ciudadanos". Otro dato que corrobora lo dicho: en 2010, el 70% de los parlamentarios de CiU se consideraba exclusivamente catalán, pero sólo un 36% de sus electores. Incluso, un 75% de los dirigentes del PSC, porcentaje que baja espectacularmente al 20% de sus votantes. Y entonces se preguntarán: ¿El millón setecientas cincuenta mil personas que se manifestaron en la última Diada, no son reales? De entrada habría que rebajar esa cifra a un cálculo más certero en torno al millón de personas, cifra que sin duda sigue siendo relevante. Pero hay que ponerla en su contexto. Un millón frente a los siete millones y medio de catalanes. Incluyo en uno y otro cálculo a los niños y menores que se manifestaron con sus padres el 11 de septiembre y que no alcanzan la edad suficiente para votar, pese a que desde postulados nacionalistas se intente rebajar a 16 años la edad con derecho al sufragio. También meto a aquellos que no se reconocen independentista y solo acudieron a la concetración del 11-S para celebrar la Diada, tal como aseguró un renombrado futbolista que demostró ser muy hábil con los pies. Entiendo que pueda parecer iluso no considerar a éstos como independentistas, pero la naturaleza humana da para mucho.  Así que tenemos, en númerosos redondos, incluidos los cándidos, un millón de catalanes independentistas. Sin duda que es una cifra muy elevada y sintomática del grave problema territorial que padece el Estado-nación español. Pero efectivamente, sigue sin ser una demostración de la pretendida transversalidad social del soberanismo catalán.

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