miércoles, 2 de noviembre de 2016

La negación de Pedro

Pedro Sánchez dio el pistoletazo de salida en la carrera para recuperar el liderazgo en el PSOE, mediante su aparición en Salvados. A lo largo de la entrevista con Jordi Évole fue desgranando su propuesta y retando a Susana Díaz a competir con él en las primarias que designarán al nuevo secretario general socialista. Su estrategia pasa por una convocatoria rápida del congreso socialista y consiguiente celebración de esas elecciones, confiando en que con su ascendente sobre los militantes pueda volver a ocupar su despacho director en Ferraz.

Sin embargo, la gestora que lo defenestró en el último Comité Federal no tiene prisa. Pretende que antes haya un debate en profundidad sobre las propuestas socialistas a la sociedad, que refunden al partido, antes de encarar cerca del verano el congreso. Añoran sin duda los barones socialistas la cultura política socialista basada en unos congresos decisorios, abiertos a los acuerdos, alianzas y cesiones mutuas entre las federaciones que territorialmente vertebran al partido, limitada desde que el PSOE incorporó la elección de su secretario general mediante primarias, introduciendo el presidencialismo en su organización.

Esta última es precisamente la baza que le queda a Pedro Sánchez para recuperar el protagonismo político al que no renuncia. Y para ello, avanzó el domingo en la Sexta las líneas principales de su planteamiento, consistente fundamentalmente en un giro a la izquierda, en busca de un futuro acuerdo con Podemos y con el independentismo catalán. Sólo el apoyo de ambos le permitiría alcanzar la Moncloa.

Por ello definió a Cataluña como una nación, rompiendo con la tradición socialista, y asumió como un error haber definido a Podemos como populista. La retórica contra el ibex y determinados grupos mediáticos abundan en el relato con el que quiere presentarse en la nueva disputa por el puesto de secretario general socialista: como el de un izquierdista de verdad que chocó contra el muro de las oligarquías, mensaje atractivo para las bases socialistas, que a fin de cuentas será el colegio electoral que decidirá quien mandará en el partido.

Un relato y una estrategia que no obstante presenta un flanco débil, que aprovecharán sus enemigos: la negación de su propio legado. El mayor hito de Pedro Sánchez en los dos largos años que ha estado al frente del PSOE ha sido su acuerdo con Ciudadanos, una formación política de centro derecha, no de izquierdas. Y la argumentación empleada por él en los últimos meses ha consistido en culpar a Podemos de no haber permitido el gobierno que bautizó como el del cambio. Ambas circunstancias han sido ahora negadas por él. Ese es su talón de Aquiles: la negación de Pedro.

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