lunes, 14 de noviembre de 2016

Primera dama

Las noticias han presentado a Melania Trump como la segunda primera dama de los Estados Unidos no nacida en el país. Originaria de lo que entonces era un pueblo de la antigua Yugoslavia, hoy Eslovenia, la esposa del magnate es, pues, una emigrante que habría llegado a la mismísima Casa Blanca. Y los motivos de esa migración fueron esencialmente económicos, de mejora en la calidad de vida. Su historia suponía así un contrapunto al relato xenófobo de su marido, que tanto le ha servido para alcanzar el poder y que ya, afortunadamente, ha empezado a atemperar. Se trataría de una inmigrante de orígenes modestos que, gracias también a su físico, logra abrirse camino en el mundo de una manera plenamente exitosa.

Sin embargo, nadie nos ha informado de quien fue el precedente de Melania. Parece que la atracción de los Trump sobre los medios de comunicación, que se traduce en elevadas audiencias y consecuentes contratos publicitarios, impide apartar la vista sobre ellos y ocuparnos de otras cosas

Pues, bien, paso a rellenar tal vacío. La primera dama norteamericana extranjera no fue una emigrante económica y ocurrió hace mucho, hace dos siglos. Se trató de Louise Catherine Johnson, quien cambió su apellido por el de Adams, al casarse con quien llegó a ser el sexto presidente de los Estados Unidos, John Quincy Adams.

Louise Catherine nació en Londres en 1775, el mismo año en que se inició la Guerra de la Independencia norteamericana. Su familia residía en Londres, cuidando de los intereses comerciales que eran la base de una considerable fortuna. Por tanto, muy diferente de Melania. Louise Catherine había nacido en la elite y formaba parte de esa oligarquía que iba a dirigir el nuevo país independiente. 

Sin duda que la inestabilidad provocada por la conflagración y la consiguiente declaración de independencia no entusiasmaron a su padre, casado con una británica. De hecho, la familia, probablemente para evitar maledicencias que incidían en un escaso patriotismo norteamericano, se trasladó a Nantes, a la vecina Francia. Allí, Louise Ctaherine conoció a John Quincy, de su misma clase social. Su amor tuvo que salvar la oposición del padre de su futuro marido, otro patricio, quien no olvidaba la tibieza de los Johnson en la Guerra de la Independencia.

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