martes, 25 de septiembre de 2018

Puro progreso

El Partido Laborista, uno de las formaciones más señeras de lo que a veces con injustificado desdén se llama la vieja izquierda, ha vuelto a sorprender. Y gratamente. Lejos de enredarse, monopolizando el congreso que celebra en Liverpool con su respuesta a un segundo referéndum sobre el Brexit, los laboristas han hecho una propuesta de alto contenido social, que demuestra que el pensamiento de izquierdas no está agotado, ni adulterado por los planteamientos populistas y demagógicos de lo que entusiástica y cándidamente se denomina nueva izquierda.

Recuperando viejos planteamientos consustanciales al socialismo, como la autogestión, el Partido Laborista ha propuesto que las grandes empresas creen un fondo de propiedad, formado por los beneficios empresariales,  que permita dar a sus trabajadores acciones y un mayor margen decisorio en la compañía.  Es decir, incrementar la responsabilidad del empleado, haciéndole corresponsable de la buena dirección de la empresa, en un modelo no muy alejado de las cooperativas.

Eso sí que es un serio planteamiento social, en la medida en que supondría democratizar el capitalismo, verdadero campo de batalla de la igualdad, sin necesariamente destruir la productividad que garantiza el Estado de Bienestar, abogando por  un equilibrio entre el capital y el trabajo. Puro progreso. 


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