miércoles, 6 de junio de 2012

Luz en el Vaticano

El caso de Paolo Gabriele, el mayordomo de Benedicto XVI, detenido en el Vaticano por la filtración de documentos del Papa ha sacado a la luz pública las intrigas de la curia romana. El Vaticano, además de representar a millones de católicos de todo el mundo, es también un Estado europeo. Y creo que ahí está la clave de lo que le debemos exigir.  No es aceptable que un Estado europeo tenga detenido a nadie hasta 50 días, prorrogables otros 50. Tampoco que no se investigue la desaparición hace ahora casi treinta años de Emanuela Orlandi, la adolescente hija de un funcionario del Vaticano. Ni siquiera la destitución del presidente del Instituto para las Obras de Religión,  el banco del Vaticano, el miembro del Opus Dei y amigo del Papa, Ettore Gotti Tedeschi, en la curso de una investigación sobre corrupción internacional, en un caso formalmente desconectado de los anteriores. Todo ello nos muestra una despiadada y cruel guerra de facciones en el seno del gobierno vaticano, un Estado recordemos situado en Europa, un continente donde la luz sobre los manejos públicos debe ser obligatoria.

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