viernes, 1 de junio de 2012

Tombuctú

Un nuevo país ha surgido en África. Su creación ha sido debida a las armas, motivo por el que no ha sido reconocido por ningún otro estado. Hablamos de Azawad, la tierra de los tuareg, un pueblo nómada del Sahel, el sur del desierto del Sáhara. Se extiende por la parte septentrional de Mali, país que no renuncia a recuperar su integridad territorial. Azawad posee dos ciudades relevantes, ambas a la orilla del río Niger: Gao y la mítica Tombuctú. Situada a unos 1.200 kilómetros de Canarias, Tombuctú ha tenido un pasado relacionado con nuestra cultura. La ciudad se fundó en el siglo XII por nómadas tuareg y en doscientos años se convirtió en un centro neurålgico de las rutas caravaneras del oro y de la sal. Ese oro, comerciado por los árabes, empezó a llegar a la retrasada Europa medieval, permitiendo que ésta iniciase su despegue económico en la Edad Moderna. En 1468, un grupo de musulmes toledanos, hartos de la presión de la nueva sociedad cristiana, abandonaron sus tierras ancestrales dirigiéndose a África, donde imperaba el Islam. Entre ellos iba el cadí Ali ben Ziyas al-Quti,  un juez civil musulmán, quien se llevó su biblioteca. Esa biblioteca aún se guarda en Tombuctú, en poder de la familia Kati, que no es sino una evolución del apellido Quti, que por cierto señalaba a los godos que aceptaron el dominio musulmán sobre la península Ibérica y se convirtieron al Islam. Poco después, en 1487 llegaba a Tombuctú el famoso León el Africano, quien había nacido en la Granada nazarí. León el Africano, quien llegó a ser secretario del papa León X , escribió una "Descripción de África" en la que vertió sus conocimientos adquiridos en los viajes que realizó. Amin Maaluf nos dejó una maravillosa novela sobre las peripecias de León. A finales del siglo XVI, el sultán marroquí, ansioso por el oro de la red caravanera de Tombuctú, envió una fuerza expedicionaria para  derrotar al Imperio Sanghai, un estado animista con capital en la cercana Gao, surgido de la decadencia de los reinos negros mandinga de los siglos anteriores. La fuerza expedicionaria marroquí estaba mandada por Yuder Pachá, un español capturado desde niño, y entre las tropas había muchos andalusíes, los musulmanes descendientes de los que habían huido de los reinos hispánicos en la reconquista. El ejército andalusí, conocido como los Arma, se estableció en Tombuctú, donde aún se conservan las bibliotecas que llevaron. Con el paso del tiempo, las redes caravaneras perdieron su importancia y Tombuctú se hundió en el olvido. No fue hasta el siglo XIX, el siglo de los aventureros y de las expediciones a todos los rincones del planeta, cuando renació el interés por Tombuctú y en general por el río Niger, del que se desconocía donde desembocaba. Hubo muchas expediciones, entre ellas las del legendario Mungo Park, muerto cuando intuyó que el río, tras dejar Tombuctú y Gao, giraba al este para desembocar en la actual Nigeria, a la que dió nombre. El primer occidental que llegó a Tombuctú fue el escocés Gordon Laing, oficial del Ejército Británico, quien fue asesinado en las inmediaciones de la ciudad. Eso ocurrió en 1826 y las grandes asociaciones expedicionarios ofrecieron cuantiosas recompensas para el aventurero que llegara a Tombuctú y volviera para contarlo. Finalemente,  cuatro años más tarde, llegó el jovén francés René Caillie, haciéndose pasar por un devoto musulmán. Y logró salir de la ciudad y regresar a Francia, donde muy pocos le creyeron, muriendo a los 39 años de vida en la pobreza. Pues bien en esas tierras de Tombuctú y Gao ha surgido ahora Azawad. Dos grupos guerrilleros, uno islamista y otro nacionalista, han desalojado al Ejército de Malí y han proclamado un estado independiente, donde el Corán y las enseñanzas del profeta Mahoma serán la fuente del derecho. Otros dos grupos, estos claramente terroristas, deambulan por la zona, una región terriblemente afectada por la hambruna que vive todo el Sahel. Esos grupos son la rama magrebí de Al Qaeda, denominada AQMI, y el Movimiento para la Unicidad de la Yihad en Àfrica Occidental (MUYAO), que tienen en poder a 20 rehenes occidentales, entre ellos dos compatriotas.  Enric Gonyalos y Ainhoa Fernández Rincón están en poder de este último grupo desde hace siete meses, secuestrados en los vecinos campamentos de refugiados saharauis.

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